Los japoneses admiten 800.000 seres divinos. La cultura hindú describe formas y poderes de 330 millones (no es una errata). Hay para todos los gustos.
Deidad solar azteca
La serpiente emplumada, patrona de los nobles y los guerreros. Su juventud debía renovarse con sacrificios humanos. Se dice que fue un hombre blanco, rubio y de vasto saber, que enseñó varias artes a los antiguos pobladores de México. Tras una experiencia traumática, se suicidó y renació con forma de serpiente. Pasaba por un demiurgo, ya que bajó a los infiernos para robar los esqueletos de los difuntos e infundirles vida con su propia sangre.
Dios mono hindú, fiel servidor de Rama
Era famoso por su astucia y agilidad. Fue el más devoto discípulo de Rama (encarnación del dios Visnú), y pasó por muchos peligros para rescatar a la esposa de éste, Sita, cuando fue raptada por el demonio Ravana. Se le atribuye la invención de uno de los cuatro sistemas de la música india.
El halcón acaparador
Es una mezcolanza de creencias, épocas y procedencias. Hijo de Osiris e Isis, tiene múltiples funciones: dios celeste y solar, protector directo de la realeza egipcia, representante de los dioses en la Tierra…
Dios del viento
El hijo de Poseidón y de Arné tenía encerrados los vientos en una cueva de una de las islas Eólicas (hoy llamadas islas de Lípari). Controlaba las tempestades, y los dioses le imploraban su ayuda, como hizo Hera para impedir que Eneas desembarcase en Troya.
Divinidad de los jardines
Hijo de Dionisos y Afrodita, nació deforme, con cuernos y orejas de cabra por la animadversión de Hera. Poseía también un gigantesco falo siempre en erección. Personificaba la fecundidad del suelo y era portador de buena suerte, pero los romanos lo convirtieron en la encarnación del sexo.
Dios de la literatura y la ciencia
Símbolo hindú de la ilusión. Hijo de Shiva y de Parvati, fue creado por la diosa para que guardara su puerta. Un día prohibió la entrada a su padre y éste le cortó la cabeza, que fue repuesta con la de un elefante. Tiene cuatro brazos, un cuerpo rechoncho (que simboliza su voracidad) y va acompañado de una rata.
Creador y destructor
Divinidad hindú representada con forma humana y una, tres o cinco cabezas, con un tercer ojo. Tiene una personalidad dual y andrógina: puede ser el destructor o el creador (encarnado por el ligam o falo sagrado), hombre y mujer al mismo tiempo. Conformaba junto con Brahma y Visnú la trinidad hindú. Su esposa Parvati era a la vez su hermana, su hija y su madre. Es también la deidad de los sacrificios, que enseña a los ascetas la penitencia y la meditación.
El rey de los prados
Se le representa como un fauno, con piernas de macho cabrío y cuernos. Sus grandes aficiones eran la música y practicar el sexo con las ninfas. Vivía en Arcadia, con los pastores, guardaba rebaños y se dedicaba a la apicultura.
Principio y fin
Es el dios romano de las puertas del cielo. Representaba las aperturas y los comienzos. Se le dedicó la mañana, el primer día del mes y el primer mes del año (januarius).
Los cuatro líderes de más éxito
Jesucristo
Cristo significa “el ungido”. Como la mayoría de los que vivían en Palestina, era judío, y los cristianos creen que a través de él pueden alcanzar la gracia. Es hijo de Dios, pero también es plenamente humano por su nacimiento de María.
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Buda
El fundador del budismo, Siddhartha Gautama (563-483 a. de C.), era hijo del gobernador de Kapilavastu, entre Nepal y la India. A los 30 años, antes de ser conocido como Buda, “el iluminado”, abandonó los lujos de la corte, a su bella esposa y todos sus deseos terrenales por el ascetismo. Tras años de severas austeridades, vio en la meditación el camino hacia la iluminación.
Los cuatro líderes de más éxito
Krishna
Octava reencarnación, en forma humana, de la deidad hindú Visnú. Gran héroe y gobernante, la historia de sus amoríos se narra en el Mahabharata, símbolo de la intimidad entre el devoto y Dios. Allí pronuncia el gran discurso moral del Bhagavad Gita.
Los cuatro líderes de más éxito
Mahoma
Profeta árabe fundador del Islam. Su doctrina le obligó a dejar La Meca y emigrar a Medina (episodio conocido como hégira) en el año 622 d. de C. Desde entonces, su propósito fue extender la nueva religión mediante la Guerra Santa (yihad). Conquistó La Meca y la convirtió en la ciudad soberana del Islam.