En esta nueva sección El director del Museo d’Idees i Invents de Barcelona nos presenta las ideas más divertidas, curiosas e imaginativas: en definitiva, las Funventions. Y para empezar, una solución a los problemas derivados de la gente cuyo incivismo les impide recoger los excrementos que su mascota deposita en las aceras: de noche y en calles poco iluminadas podemos resbalar al pisar uno de estos “regalos”.
Como es prácticamente imposible cambiar la conducta de estos poco concienciados individuos, Pep Torres y Stereonoise Studio pensaron que al menos se podía prevenir a los viandantes haciendo visibles los excrementos. Así que inventaron Fluocan, una comida fluorescente para perros. Al comerlo, las deposiciones caninas brillan en la oscuridad y se hacen patentes para los transeúntes.
The Love Box es una mezcladora de vídeo manual para iPhone 4 y 4S. Este gadget “low-tech”, hecho a mano en madera de roble, permite mezclar plano y contraplano en una misma toma. Esta idea surgió de Ignasi Giró y Honest&Smile durante la grabación de un documental sobre el amor en París, buscando una forma sencilla e intimista de filmar conversaciones entre dos personas.
El primer diseño construido en Francia fue simplificado y mejorado hasta llegar al modelo actual. Esta primera edición limitada de The Love Box consta de cien unidades en las que se incluye un documento que certifica su propiedad.
Mientras miraba las calles de Manhattan un día de lluvia y viento en 2002, Alan Kaufman se dio cuenta de que todo el mundo tenía problemas con sus paraguas. Convencido de que debían ser más aerodinámicos y manos libres, trabajó con ingenieros y diseñadores y en 2008 se lanzó el Nubrella, que descansa sobre tus hombros y se sujeta con unas correas.
En 1853, George Crum era el chef de Moon’s Lake House, en Saratoga Springs, EEUU. Crum no tenía fama de tener buen carácter, y la aparición de Cornelius Vanderbilt en el restaurante desencadenó uno de los inventos más famosos de la historia.
El señor Vanderbilt pidió un plato de patatas fritas, que en inglés se denominan french fries. Vanderbilt devolvió el plato argumentando que eran demasiado gruesas y estaban poco hechas. Crum cortó las patatas mucho más finas y las frió más tiempo, pero Vanderbilt era la horma de su zapato y las devolvió de nuevo porque aún eran demasiado gruesas.
Harto de Vanderbilt, Crum decidió cortarlas tan finas y freírlas tanto que fuera imposible pincharlas con el tenedor sin romperlas, además de sazonarlas con excesiva sal. Se las sirvieron a Vanderbilt esperando que, con razón, no quedara satisfecho, pero a Venderbilt le volvieron loco. Crum montó su propio restaurante, donde servía sus famosas “Saratoga Chips”.
Hoy en día tenemos mucha suerte de poder escribir en un ordenador. Pero antes todo era más engorroso si cometíamos algún error escribiendo a máquina. Aunque contábamos con un amigo: el Tippex.
La historia empieza en 1951, cuando Bette Smith, de 29 años, empezó su nuevo trabajo de administrativa. Por lo visto, cometía muchos errores con la máquina de escribir eléctrica. Como tenía miedo de perder su trabajo, se le ocurrió una solución: eliminar esos errores con pintura blanca, que llevaba en un frasco de esmalte de uñas. Otras secretarias, al ver la eficacia del invento, empezaron a pedirle botellitas de “elimina errores”. Seis años más tarde Bette presentó la idea a IBM, pero no interesó al gigante. En 1958 llegó el bum del producto cuando apareció en la revista Office. Bette Smith ganó su primer millón de dólares 10 años más tarde. En 1979, la compañía fue vendida a Gillete por 48 millones de dólares, lo cual no está mal ¿no?.
En 1982, John Walter descubrió en unos lavabos que la imagen del espejo nos permite ver cómo nos ven realmente los demás, promoviéndolo como una nueva fuente de conciencia. Diez años más tarde se construyó el True Mirror®. Dos espejos colocados a 90 grados te permiten ver tu imagen y expresiones como las percibe todo el mundo, y no como tú las contemplas, invertidas, en cualquier espejo.
Agua y salud con Lifestraw
El primer filtro portátil tiene su origen en los fabricados con PVC que se utilizaron en la campaña para erradicar la enfermedad del gusano de Guinea. Una empresa danesa, Vestergaard Frandsen, fabricó y proporcionó estos filtros, que sirvieron de inspiración para el desarrollo del LifeStraw® en 2005. Este nuevo filtro elimina el 99,9999% de bacterias y parásitos transmitidos por el agua. Premiado a nivel internacional, el LifeStraw® ofrece fácil acceso a agua potable limpia y segura fuera del hogar, en relación a los Objetivos de Desarrollo del Milenio (MDG), que procuran reducir a la mitad la proporción de gente sin acceso al agua potable entre 1990 y 2015.
Digalix, una empresa ubicada en Barcelona, ha creado esta mesa interactiva a prueba de líquidos y golpes. Gracias a su tecnología Multitouch, con hasta 40 puntos simultáneos de detección, nos permite interactuar con objetos y controlar los contenidos de diferentes aparatos vía WiFi, lanzándolos desde la mesa. Un claro ejemplo de que aquí también hay talento.