Cuando ella llegó, los científicos todavía estaban allí. Así podríamos describir la visita de la lectora de Quo, Sara González Ocaña, a las excavaciones de Atapuerca. Y llegó a este, el yacimiento arqueológico de piezas más importante del globo, justo cuando se acababan de anunciar nuevos hallazgos: El descubrimiento de restos humanos con medio millón de años de antigüedad, entre ellos la tercera falange del dedo meñique de un pie, así como fragmentos de cráneo, húmeros y una mandíbula con numerosos dientes.
Aunque no estaban todos, los que quedaban escaneaban el resultado de su trabajo para marcar la profundidad de los avances. Gracias a esta media ocupación, Sara y yo pudimos pisar sobre el terreno la trinchera en la que se encuentran los yacimientos denominados Gran Dolina, Galería y Trinchera del Elefante.
Hacía un magnífico y soleado día, de esos que debían despertar la alegría a homínidos como Miguelón, un Homo heidelbergensis de hace 500.000 años que vivió en la zona. Nadie puede dejar de emocionarse al pisar el espacio en el que hace tanto tiempo vivían nuestros ancestros. Y tampoco Sara, una joven de 21 años apasionada por el conocimiento. Lo que más le sorprendió fue: “Que nuestros antepasados practicaran el canibalismo y se comieran a menores”.
Después, pasamos la tarde visitando el Museo de la Evolución de Burgos, donde están expuestas las joyas halladas en la excavación. El cráneo 5, o Miguelón, que es el del homínido encontrado en mejor estado de conservación en todo el mundo, y Elvis, una pelvis de hace medio millón de años, que es la más completa del registro fósil mundial.
Pero el MEH no solo cuenta con una de las mejores colecciones de fósiles humanos del mundo. Lo que más nos gustó a ambos fue todo lo relativo a la divulgación de la evolución. Ambos adoramos a Darwin, de modo que una de nuestras visitas más disfrutadas fue la réplica del Beagle, el barco en que el científico dio la vuelta al mundo para establecer su teoría de la selección natural. Después, para digerir esta ruta científica burgalesa de la mejor manera posible, optamos por los pinchos locales. Aunque eso es otra historia.