Hay muchas razones para bostezar. Y la investigadora Elisabetta Palagi de la Universidad de Pisa ha descubierto una nueva: la ansiedad y el miedo. Investigando a los lemures de Madagascar, la experta descubrió que estos animales bostezan cuando se sienten amenazados por algún depredador. Pero, cómo ya hemos dicho, no es la única causa. A continuación, vamos a repasar las seis que ya se conocen.
La investigadora italiana Elisabetta Palagi ha descubierto que los lemures bostezan cuando se sienten en peligro. ¿La causa? Entre otros efectos, bostezar eleva los niveles de cortisol en nuestro organismo. Se trata de una de las hormonas del estrés, lo que puede ayudar a que el animal esté más alerta y en mejores condiciones para escapar de sus depredadores.
El dotor Wolter Seuntjens, de la Universidad de Vrije, en Holanda, demostró que en algunos casos el bostezo está vinculado a la excitación sexual en el varón, y es una señal de que se ha producido una erección.
Una investigación realizada en la facultad de medicina de Erie, en Pensylvania, plantea la hipótesis de que en ocasiones bostezamos cuando el cerebro detecta unos niveles insuficientes de oxígeno en nuestra sangre. Con este gesto se inhala más aire, restableciendo los niveles normales de oxigenación.
Al bostezar aspiramos aire frío que circula por nuestra cavidad nasal y bucofaríngea. Esta inyección de aire fresco permite al cerebro mantenerse en estado de alerta.
El bostezo es contagioso debido a que estimula la empatía entre las personas. De hecho, investigaciones recientes han demostrado que los pacientes de autismo aunque bostezan, son inmunes a su contagio.
Recuerdo de nuestra etapa intrauterina
El investigador Richard Roberts, del Genetics and Prenatal Diagnostic Center en Signal Mountain en Tennessee, plantea la teoría de que el bostezo es un vestigio de cuando aún no habíamos nacido. Los fetos bostezan a partir de las 11 semanas de edad. Con este acto, al parecer expulsan parte del líquido amniótico que entra en sus pulmones.