Detrás de toda leyenda suele existir una base más o menos real. Y el caso de las vampiros o los hombres lobo, por ejemplo, no es una excepción. En esta galería repasamos algunos de los personajes reales que sirvieron de inspiración para crear a los grandes monstruos de la ficción. Criaturas que saltaron de la mitología popular la literatura y el cine. Monstruos reales que, a veces, son más terrofíficos que los de la ficción.
Barba Azul es un cuento popular recogido por Charles Perrault, en el que una mujer descubre que su marido oculta en una mazmorra los cadáveres de sus anteriores esposas.
El personaje de ficción se inspria en la figura de Gilles de Rais, un noble francés del siglo XV que luchó en la Guerra de los Cien Años a las órdenes de la legendaria Juana de Arco.
La diferencia con el relato original es que de Rais mataba niños en vez de mujeres.
En 1440, el obispo de Nantes comenzó a investigar la desaparición de numerosos niños, en su mayoría mendigos o hijos de campesinos, en la provincia de Bretaña. Las pesquisas condujeron hasta el castillo de Gilles de Rais, donde se descubrieron pruebas de que había matado a más de doscientos críos, de los que también abusó.
Las leyendas decían que de Rais rendía culto al diablo pero, de los documentos de su proceso judicial, los historiadores han deducido que su personaldiad en realidad era la de un psicópata y que tal vez también padeció esquizofrenia.
Murió ahorcado.
Al principio del siglo XIX, William Burke y William Hare se hicieron tristemente famosos en la ciudad de Edimburgo. Ambos se ganaban la vida como «resucitadores», nombre que recibían los saqueadores que robaban cadáveres de los cementerios para vendérselos a los médicos y a los estudiantes de anatomía.
Dado que los cementerios cada vez estaban más vigilados, Burke y Hare llegaron a la conclusión de que era menos arriesgado salir a los caminos y asesinar a viajeros solitarios, que robar cadáveres. Llegaron a matar a diecinueve personas y ambos fueron ejecutados en la horca.
Su historia inspiró la novela El ladrón de cadáveres, de Robert Louis Stevenson y películas cómo El doctor y los diablos, de Freddie Francis.
La familia de Sawney Beane
A principios del siglo XVI, un grupo de viajeros que atravesaba la desolada región de Galloway, en Escocia, descubrió a un hombre que, espada en mano se defendía de un grupo de salvajes. Su esposa yacía muertea en el suelo, y varios de los atacantes arrancaban pedazos de su carne a mordiscos y bebían la sangre de sus heridas.
Al ver a los recién llegados, los salvajes huyeron a las montañas. La historia llegó a oídos del rey Jacobo VII de Escocia, quien envió cuatrocientos soldados a registrar aquella región. Y lo que encontraron fue aterrador.
En el interior de una cueva habitaba un clan de unas veinticico personas de ambos sexos, cuyo patriarca fue identificado como Sawney Beane. Vivían en estado salvaje y se dedicaban a atacar a los viajeros a los que robaban y asesinaban para luego comerse su carne.
Nunca ha estado del todo claro si esta historia fue verídica o si se trata solo de una leyenda, pero ha servido de inspiración a películas cómo la mítica Las colinas tienen ojos, de Wess Craven.
Probablemente se trate del peor asesino en serie de la historia de Estados Unidos. Este granjero de Wisconsin, arrestado en 1957, descuartizaba a sus víctimas y en ocasiones también practicó el canibalismo. Llegó a fabricarse ropa con la piel de algunos cadáveres y ceniceros con sus cráneos.
No está del todo claro a cuanta spersonas asesinó, pero se especula con que pudieron ser nueve. Su historia inspiró la película La matanza de Texas y a uno de los personajes, el asesino apodaod Buffalo Bill, de El silencio de los corderos.
Toda europa está repleta de historias de supuestos licántropos. la más famosa en España es la Manuel Blanco Romasanta, un buhonero que durante el siglo XIX aterrorizó a toda Galicia con sus espantosos crímenes. Llegó a asesinar a trece mujeres y niños, a los que extraía la grasa corporal para luego venderla como unguento curativo. Durante el juicio afirmó que cometía sus crímenes víctima del maleficio de una bruja, que le hacía convertirse en un hombre lobo.
Conocido como Vlad el emperador, fue un príncipe rumano que se hizo famoso en el siglo XV luchando contra los turcos. La mitología popular hace referencia a su crueldad, afirmando que empelaba vivos a los enemigos prisioneros. La leyenda también dice que bebía la sangre de algunas de su víctimas en copas, un detalle que inspiró al escritor Bram Stoker, quien lo tomó como modelo para crear al personaje de Drácula.
Otro personaje que se encuentra detrás de muchas de las leyendas vampíricas centroeuropeas es el de esta condesa húngara que, a principios del siglo XVII fue emparedada viva en su castillo, acusada de asesinar a cientos de mujeres jóvenes.
Báthory, obsesionada de forma enfermiza con la idea de envejecer asesinaba a jóvenes doncellas para bañarse con su sangre, en la creencia de que éste fluído la rejuvenecería.
Se le atribuyen 630 muertes, una cifra que, de ser cierta, la convertiría en la mayor asesina en serie de todos los tiempos.