Vivir bajo tierra, en principio, no suena cómo una opción muy atractiva. Pero en algunos lugares, a causa del frío extremo, o del excesivo calor, no queda otra opción. Os ofrecemos un pequeño recorrido por algunas ciudades subterráneas de nuestro planeta. Dos de las cuales siguen estando habitadas.
Con 48 grados centígrados de temperatura, y las tormentas de arena que se forman en este lugar, no es extraño que en esta ciudad minera la gente viva bajo tierra.
Esta localidad australiana tiene una población que ronda los 2.000 habitantes. El pequeño asentamiento es el principal productor mundial de ópalo. Y en los pozos que quedaron abandonados, los lugareños construyeron sus viviendas, además de iglesias, bares… todo subterráneo, por supuesto.
El enorme frío invernal ha obligado a los habitantes de esta ciudad canadiense a hacer parte de su vida cotidiana bajo tierra. Por eso, existe una amplísima red de centros comerciales, oficinas, hoteles, cines y teatros en esta especie de ciudad enterrada que empezó a construirse en 1962 y que, desde entonces, no ha dejado de crecer.
Dixia Cheng, en Beijing (China).
En plena Guerra Fría y ante la amenaza de guerra nuclear, el gobierno chino decidió en 1970 construir una especie de ciudadela subterránea que bautizó Dixia Cheng.
Está formada por una red de túneles de unos 85 kilómetros cuadrados de superficie que, en teoría, debían tener capacidad para albergar a seis millones de habitantes.
Dicen que, actualmente, es refugio habitual de drogadictos, delincuentes y prostitutas. Aún así, hay tours turísticos clandestinos para visitarla. ¿Alguien se anima?
En la región de la Capadocia existen hasta 40 ciudades subterráneas de miles de años de antiguedad de las cuales, y Derinkuyu es una de las más grandes. Sus túneles llegan incluso a medir 8 kilómetros y tiene unos veinte pisos bajo tierra, alcanzando los 85 metros de profundidad.