Estas imágenes no son de la prehistoria, pero las técnicas para aprender a nadar han variado tanto, que lo parecen.
Traje de baño de 1900.
A principios del siglo XX, los hombres lucieron bañadores formados por pantalones hasta las rodillas y camisetas de manga corta. Las mujeres, en cambio, vestían camisones, medias y zapatillas. Hasta 1912, las damas, además de tener que bañarse en zonas distintas de las de los hombres, iban custodiadas por doncellas que las transportaban hasta la orilla en casetas sobre ruedas.
Un 8 de Agosto de 1938: Una clase de natación para los hombres que reciben instrucciones de entrenamiento físico en el Parque Victoria Lido, Londres.
Una entrenadora está mostrando cómo nadar antes de empezar las clases en la piscina. 29 de agosto de 1938
Niñas de la escuela obligatoria toman dos veces a la semana clases de natación en la escuela secundaria Schillingbrücke, Berlín, Alemania, 6 de enero de 1927.
20 de de agosto de 1934 Lección de la natación para los jóvenes en Brighton, Inglaterra.
Clases de natación sin piscina
Escolares aprenden varios estilos de natación en el parque infantil. Años 30 en Reino Unido.
18 de de febrero de 1938: Las niñas de Woodthorpe Council School, una escuela primaria dirigida por el Comité de Educación Sheffield, aprenden a nadar en la recién estrenada piscina de su centro.
Clases de natación para potenciales profesoras de natación. Fotografía fechada alrededor de 1935.
Una mujer da a su amiga una primera clase de natación en un complejo de playa, alrededor de 1910.
Preparados para el verano
Retrato de estucio de una familia con trajes de baño a finales del siglo XIX.
Hacia mediados del siglo XIX, algunos médicos descubrieron que nadar en aguas saladas tenía propiedades benéficas.
Este sólido argumento se aprovechó para contrarrestar las prohibiciones religiosas que pesaban sobre el baño de mar y produjo un gran resurgimiento de los mismos como actividades de ocio para la clase alta.
Incluso a las mujeres les estaban permitidas bañarse, siempre y cuando lo hicieran en nombre de la salud. Vestían trajes de baño muy ornamentados y nada prácticos, que dejaban al descubierto la menor cantidad de piel desnuda posible.