Quonsultas. Cómo se distingue un jaguar de un leopardo y otras 11 preguntas solo aptas para curiosos

Sí, y de tres tipos. Las más comunes se conocen como difusas y las forman electrones que descienden hacia la superficie del planeta cuando lo alcanza una llamarada solar. Las del segundo tipo se llaman discretas. También están compuestas de electrones, pero el mecanismo físico que las origina es diferente. Solo duran unos minutos y su aparición se limita a una región del campo magnético, en el hemisferio sur. Por último, los científicos han detectado auroras de protones en el día marciano, que están producidas por la emisión de hidrógeno y que se producen entre los 120 y los 150 kilómetros de altitud.

El Baikal, que también es el más grande. Se trata de un cuenco de más de 25 millones de años de antigüedad que alberga más de 23.000 kilómetros cúbicos de agua dulce. Es una maravilla que la UNESCO nombró patrimonio de la humanidad en 1996. El lago ocupa un valle más grande que toda Bélgica y es conocido como las Galápagos rusas, por las miles de especies que solo pueden encontrarse en su ecosistema. Las aguas del Baikal, que están congeladas durante cinco meses al año, protagonizan un fenómeno espectacular hacia marzo. La primavera trae a su superficie vientos siberianos que, unidos a las diferencias de presión y de temperatura que las grietas forman en la superficie, tienen
el curioso efecto de levantar lascas de hielo gigantes. Su atractivo color azul ha contribuido a la fama de este lago, al menos, tanto como su tamaño colosal.

Es difícil confundir a estos grandes felinos en sus hábitats; los jaguares viven en Centroamérica y Sudamérica, mientras que los leopardos han medrado en África y Asia. Pero es cierto que su patrón de camuflaje es muy parecido y lleva a la confusión.
Las diferencias fundamentales están en que las manchas del leopardo son menos complejas, más pequeñas y se disponen más apretadas que en el jaguar. También se distinguen por su tamaño: los jaguares alcanzan los 115 kilos, por los 80 de los leopardos. Además, los jaguares tienen una costumbre poco felina, la de pasar mucho tiempo en el agua, donde cazan animales como los cocodrilos.

William Foulke, que jugó de portero en el Sheffield United a finales del siglo XIX. El mastodonte fue internacional con Inglaterra una vez, contra Gales. Salió caro a la selección: rompió el larguero de la portería cuando se colgó de él con sus 150 kilos repartidos en sus 1,93 metros de altura. Era difícil apuntar a la portería y que Gordito Foulke no estuviera delante, pero se hacía notar también por otros medios. Su temperamento era tan fuerte que, a veces, abandonaba el campo si opinaba que sus compañeros no estaban esforzándose. También jugó con el Chelsea y el Bradford, y compaginó su afición por el fútbol con su amor por otro deporte típico de Inglaterra, el críquet.

Existen unas 20.800 ciudades en el continente cuyo nombre comienza por “San” o el término equivalente. Más de un tercio de ellos están en Francia, la cuna del laicismo. El país tiene 8.963 localidades que hacen honor a un santo, más del doble que España, que tiene 4.444. Italia es el tercero, con 2.638. Pero las localidades españolas con nombre de santo no son tan comunes como hace ver la estadística: el número es muy alto porque proliferan en Galicia más que en ninguna otra región europea.

Según los datos de la Agencia Espacial Europea, los cosmonautas pierden entre el 10 y el 20 por ciento de su masa muscular en las misiones que duran diez días. En estancias de medio año de duración, la disminución podría llegar hasta el 50 por ciento. La atrofia muscular es una grave consecuencia de la falta de gravedad, una fuerza que provoca que los músculos estén en acción constantemente, para compensar su empuje. La manera de contrarrestar la falta de gravedad es el ejercicio: los astronautas dedican hasta dos horas y media al día a la tarea.

El benedictino Guido de Arezzo las bautizó a principios del siglo XI, basándose en la primera estrofa del Himno a San Juan Bautista. Cada verso de la composición, escrita en latín, comienza con una entonación que asciende una nota respecto a la del anterior. El teórico italiano decidió nombrar a cada nota con la primera sílaba de cada verso, con la excepción de ‘si’, que fue obviada porque era considerada una nota variable. ‘Do’ tampoco tomó su nombre en el primer momento; se llamó ‘ut’ porque la primera frase es “Ut queant laxis”.

Catorce veces más que el de la buena suerte, o sea, 56. La estructura que adoptan los foliolos hace que la apariencia externa de estos ejemplares no se aleje mucho de la de un manojo de perejil. El descubridor del trébol con mayor número de hojas que se ha encontrado fue el japonés Shigeo Obara. El afortunado halló la frondosa planta en la ciudad nipona de Hanamaki, en 2009. Curiosamente, con este descubrimiento superó el récord Guinness que él mismo había establecido en 18 hojas.

El veneno es un mecanismo de defensa de lo más extraño en los mamíferos. Entre los científicos existe la teoría de que quizá sea porque estos animales han desarrollado un plan corporal en el que las garras y los dientes se han convertido en los recursos preferidos por derecho propio, pues son defensas más rápidas y versátiles. Pero, aunque no sea un arma común, sí hay especies que recurren a ella para defenderse y para cazar sus presas. Hay hasta un primate venenoso. En algunos casos, como el de las hembras de los ornitorrincos, la capacidad de producir estas sustancias se va perdiendo según avanza su desarrollo. En otros, como el de las especies insectívoras, la saliva tóxica es un recurso fundamental para atacar a sus capturas durante toda la vida. La potencia de los venenos de los mamíferos varía mucho: algunos solo adormecen a su contrincante, otros acaban con él.

El túmulo neolítico de Barnenez, en la Bretaña francesa, es el edificio más antiguo que se tiene en pie y el mausoleo megalítico más grande de Europa: tiene 72 metros de largo por 25 de ancho y 9 de alto. La enorme construcción fue erigida en dos fases. La primera comenzó en el 4850 a.C., y se extendió hasta el 4500 a.C. La dolerita fue el material de construcción empleado. La segunda comprendió del 4200 a.C. al 3900 a.C., y el material protagonista para rematarlo fue el granito.