El consumo de pornografía puede estar relacionado con la depresión y la ansiedad, pero solo en aquellas personas que ven el porno como algo inmoral y se sienten culpables
El consumo de pornografía en sí mismo no tiene por qué traer consecuencias negativas. Por ejemplo, se ha demostrado que ver pornografía en pareja no afecta a la relación. Ver porno tampoco tiene relación con la violencia sexual después de analizar más de 24 estudios. Tampoco se ha podido probar que el porno afecte al deseo ni a la satisfacción sexual.
Sin embargo, cuando se trata de experimentar emociones negativas con el uso de la pornografía, los resultados de los estudios no siempre coinciden.
Algunos estudios indican que la pornografía tiene efectos negativos, como el publicado en 2014 que indicaba que el consumo de pornografía podría hacer encoger una parte del cerebro vinculada al placer. Pero otras investigaciones resaltan sus consecuencias positivas. Según la sexóloga y terapeuta de pareja, Nuria Jorba, la pornografía ha permitido a muchas personas explorar nuevas realidades y ver con más naturalidad su sexualidad.
Un nuevo estudio de la Liberty University de Virginia en EEUU podría arrojar luz sobre las consecuencias positivas o negativas del porno en nuestras vidas. La clave podría estar en cada uno de nosotros y en nuestra moralidad.
«La falta de congruencia entre las creencias y el comportamiento de cada uno puede derivar en angustia psicológica»
Los resultados de la investigación indicaron que unos altos niveles de consumo de pornografía junto a unos altos niveles de desaprobación moral de ésta práctica pueden provocar un aumento de los niveles de depresión y ansiedad. Esto podría desembocar en una disminución posterior de la satisfacción de la relación de pareja. Es decir, la pornografía es perjudicial solo para aquellas personas que se sienten culpables viendo pornografía.
En el estudio participaron 187 hombres y mujeres de entre 18 y 73 años. Todos ellos tenían una relación monógama de pareja y habían consumido pornografía en los últimos seis meses. En la primera parte del estudio, rellenaron un cuestionario sobre sus niveles de ansiedad, depresión, así como de satisfacción y apego en la relación de pareja.
En la encuesta también se les preguntó acerca de su frecuencia de consumo de pornografía durante el último mes y sobre su nivel de desaprobación hacia este tipo de consumo. Posteriormente, los investigadores analizaron si existían correlaciones entre las diferentes respuestas.
La pornografía es perjudicial solo para aquellas personas que se sienten culpables viendo pornografía
En el estudio también comprobaron que la frecuencia en el consumo de pornografía no estaba relacionada con una menor satisfacción en la relación de pareja, verificando así estudios anteriores.
Raquel Guidry, autora principal del estudio, y su equipo concluyeron que la relación entre el consumo de pornografía, la depresión, la ansiedad y la insatisfacción de pareja dependen de la calificación moral que el individuo le da a esta práctica.
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