Un estudio de las manos de los primeros homínidos muestra que se columpiaban de las ramas y andaban apoyando los nudillos como los monos
A día de hoy los científicos siguen analizando restos óseos para comprender cómo nuestros antepasados prehumanos evolucionaron hasta llegar a nuestra especie, el Homo Sapiens Sapiens, y cómo comenzamos a caminar erguidos.
Los chimpancés son los primates evolutivamente más cercanos a nosotros, y con ellos compartimos un ancestro común, denominado Homo-Pan LCA. Este sería el antecesor común de la rama que por un lado llevó a los monos actuales (Pan) y por otro a los humanos (Homo). El Ardipithecus ramidus, ‘Ardi’ una antigua especie de homínido, es considerado un descendiente temprano del Homo-Pan LCA.
Los estudios de las manos del Ardipithecus ramidus parecían indicar que no tenía la capacidad de desplazarse balanceándose entre las ramas de los árboles como hacen los chimpancés, lo que se denomina braquiación. Esto se debía a que sus manos carecían de algunas características relacionadas con la adaptación a la braquiación, cómo, por ejemplo, los huesos de los dedos más largos y curvados y un pulgar más pequeño y menos diestro. Por este motivo se pensaba que las manos del Homo-Pan LCA se parecían más a las de los humanos, y que el desplazamiento arbóreo evolucionó más adelante en el linaje de los chimpancés.
Al contrario de lo que se pensaba las manos de nuestros ancestros se parecían a las de los chimpancés
La investigación realizada por Thomas Prang y sus colaboradores ha analizado de nuevo la estructura de las manos del Ardipithecus ramidus. Durante su estudio utilizó un software de modelado evolutivo para comparar las características de las manos de este homínido con las los primates. Los resultados mostraron que las manos del Ardipithecus ramidus son más parecidas a las de los chimpancés y otros simios.
Este hallazgo indica que Homo-Pan LCA se columpiaba entre las ramas y posiblemente caminaba utilizando los nudillos. Fue posteriormente cuando sucedió un cambio evolutivo y las manos de los homínidos se adaptaron para el uso de herramientas y sus pies para el bipedismo. A pesar de este estudio los autores piensan que necesitan más pruebas para comprender este proceso.
REFERENCIA
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