Los guerreros muertos de Escandinavia durante la Edad de Hierro se enterraban con edredones para su viaje al más allá
¿Has guardado el edredón y retirado la funda nórdica, ahora que llega la primavera? Si fueras un vikingo, quizá lo querrías reservar para el más allá. Hace unos 1.300 años, a los guerreros de alto rango de Escandinavia les preparaban un lecho especialmente cómodo para su último viaje: edredones de plumón que se llevaban a la tumba.
Los edredones funerarios que acompañaban a los guerreros son parte de los hallazgos de las tumbas de barco de la Edad de Hierro procedentes de las cercanías de Uppsala (Suecia). Sin embargo, estos lechos funerarios no estaban rellenos de plumón de pato, como los actuales, sino con una mezcla sorprendentemente diversa de plumas de aves muy diferentes, como revelan los análisis de los científicos de la Universidad Noruega de Ciencia y Tecnología (NTNU) de Trondheim.
La mayoría de los vikingos eran enterrados o cremados, sin embargo, los de más alto rango, tanto hombres como mujeres, eran enterrados dentro de sus barcos, el más alto honor posible.
El cementerio de Valsgärde, cerca de la ciudad sueca de Uppsala, es conocido por sus espectaculares enterramientos con barcos. Entre el 570 y el 1030 e.c., los guerreros de alto rango recibían un funeral vikingo: se les colocaba en barcas, todas ellas con la proa apuntando al río cercano, listas para el largo viaje al más allá. Pero los barcos no navegarían más, sino que permanecerían bajo tierra con sus dueños.
Los guerreros encontrados llevaban cascos y armas ricamente decorados, y algunos estaban cubiertos con láminas de metal decoradas con motivos de aves de presa. Los científicos de Trondheim han examinado dos naves, de unos diez metros de largo, que datan del periodo comprendido entre el 600 y el 700 e.c. Cada una alberga la tumba de un guerrero.
Además de sus armas y escudos, estos hombres estaban equipados para su viaje final con alimentos, así como con herramientas para cazar y cocinar. Los caballos y otros animales también habían sido entregados a los guerreros para que se los llevaran a la tumba. Los vikingos creían que así podrían remar hasta el inframundo, y desembarcar allí a caballo.
Las camas de plumón se conocían desde la época romana y eran utilizadas por la élite en el imperio. Para averiguar de qué ave procedían estas plumas, los científicos examinaron por primera vez con más detalle muestras de los lechos funerarios de las tumbas de barco. Las plumas se encontraron muy bien conservadas, a pesar de haber estado enterradas durante más de 1.000 años.
Los análisis de las plumas revelaron algo sorprendente. En contra de lo que se esperaba, el relleno de los lechos funerarios no era del conocido plumón de las aves locales. En algunas comunidades costeras del norte de Suecia ya se comerciaba con plumón desde hacía tiempo. Sin embargo, las plumas de los edredones de los guerreros parecen ser de importación.
¿Por qué usar plumas exóticas, seguramente procedentes del comercio? Los lechos funerarios de Valsgärde contenían muchos tipos de plumas diferentes, de diversas especies de pato, como el eider, el ánade real y el pato silbador, así como del ánsar común. También se encontraron plumas de urogallo y urogallo negro, así como de aves acuáticas, cuervos e incluso búhos. De algunas de estas plumas, sólo se habían utilizado las puntas más blandas, recortando el tallo más duro.
Según los científicos, esta diversidad de plumas es interesante en varios sentidos. Por un lado, aporta nuevos conocimientos sobre la relación entre la gente de la época y la avifauna regional. Pero, por otro lado, las plumas también permiten sacar conclusiones sobre las creencias e ideas míticas de la época.
En algunas regiones escandinavas, por ejemplo, se creía que las plumas de ganso eran las que mejor ayudaban al alma a abandonar el cuerpo. Los cuervos, por su parte, tenían un significado especial como mensajeros alados del dios Odín.
Por si fuera poco, en una de las dos tumbas el lecho funerario estaba lleno de plumas, lo que, según la tradición, dificultaba el paso al reino de los muertos, pero en la otra no. Según los investigadores, “si se ponían ciertas plumas en las almohadas y cojines, por ejemplo de aves domésticas, cuervos, palomas, urracas, búhos y otras aves de rapiña, se suponía que esto prolongaba la agonía”. ¿Homenaje o venganza tras la muerte?
REFERENCIA
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