Cuando hombres y mujeres expresan el mismo nivel de dolor, tanto unos como otras consideran que el dolor de las mujeres es menos intenso
A veces preguntamos a nuestros cercanos qué les pasa al observar una expresión de dolor en sus caras. Este es un aspecto básico de la comunicación interpersonal, y tiene que ver con la empatía y el cuidado por los demás.
Pero ¿percibimos igual el dolor de los hombres que el de las mujeres? Cabría suponer que los hombres piensan que las mujeres exageran su dolor, pero un estudio llevado a cabo por profesionales de la psicología, psiquiatría y neurología ha dado un resultado sorprendente.
Los investigadores han comparado la percepción del dolor de ambos sexos, y cómo se trataría a cada uno. Los resultados, publicados en la revista The Journal of Pain, muestran que el dolor de las mujeres se subestima, tanto por parte de los hombres como por las mujeres.
En el estudio se han llevado a cabo dos experimentos. En primer lugar, 50 personas, hombres y mujeres, contemplaron 36 videos de seis segundos con rasgos faciales de dolor. Los vídeos provienen de una base de datos con las expresiones faciales de pacientes masculinos y femeninos con dolor crónico de hombro.
Tras el visionado de cada vídeo, los participantes tenían que evaluar entre 0 y 100 la intensidad del dolor de los pacientes. A pesar de que los pacientes expresaban el mismo nivel de dolor, los participantes pensaban que las mujeres sufrían menos dolor que los hombres.
Según los investigadores, estos resultados se deben a que, cuanto más expresivos eran los pacientes, mayor dolor percibían los participantes.
En el segundo experimento se eligieron 197 participantes con dolores crónicos. Se optó por este tipo de participantes al considerar que quienes padecen dolor, lo perciben de forma diferente.
Estos pacientes contemplaron los mismos vídeos que se presentaron con anterioridad y, además de cuantificar el dolor, tuvieron que evaluar qué clase de tratamiento recomendarían a cada paciente.
Se les pidió que estimasen la cantidad de medicamentos para el dolor y de sesiones de psicoterapia que necesitarían las personas del vídeo, y cuál de los tratamientos creían que ayudaría más a cada paciente.
Un 58% de los participantes decidió que las mujeres necesitaban analgésicos, en comparación con un 42% que creían que era mejor la psicoterapia. Por su lado, a los hombres se les recetaron medicamentos en un 62% y psicoterapia en un 38%.
Según los investigadores, esto refleja que hay una mayor coincidencia en recetar psicoterapia a las mujeres y más medicamentos contra el dolor a los hombres. La psicoterapia, definida por la American Psychological Association, es la aplicación de tratamientos no farmacológicos comprobados científicamente para mejorar la salud mental de las personas, como la la terapia cognitivo-conductual.
Después se pidió a los participantes que atribuyeran por género la sensibilidad al dolor, la resistencia al dolor y la disposición de quienes sienten dolor a informar de él.
Las mujeres respondieron que ellas aguantan más el dolor y, tanto ellas como los hombres, creen que las mujeres están más dispuestas a hablar de su dolor. Sin embargo, estos aspectos no se vieron reflejados en sus respuestas anteriores. Según los investigadores, esto es una clara consecuencia de los estereotipos de género que afectan tanto a hombres como a mujeres.
Generalmente, es común creer las mujeres expresan más sus emociones que los hombres. Como resultado, los hombres serán más reticentes a expresar su dolor, por lo que su género se relaciona con una elevada tolerancia al dolor.
Estos estereotipos provocan que los participantes de ambos experimentos, y la sociedad en general, consideren que las mujeres expresan su dolor con demasiada frecuencia, y por eso les atribuyen un menor sufrimiento real.
https://quo.eldiario.es/ser-humano/a54771/han-cambiado-los-estereotipos-de-genero-en-los-ultimos-30-anos/
Según los investigadores, los sesgos de género en la estimación del dolor pueden ser un obstáculo para la atención eficaz. La Asociación Internacional para el Estudio del Dolor apunta que a esto se puede sumar una falta de aceptación o comprensión de las diferencias biológicas entre hombres y mujeres que, junto a las barreras económicas y políticas que todavía existen en muchos países, provoca que millones de mujeres vivan el dolor sin un tratamiento adecuado.
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