Huesos de hombres y niños soldados fueron enterrados junto a su equipo militar hace 4.400 años en Tell Banat, Siria, en lo que pudo haber sido el primer esfuerzo humano para honrar a los muertos en la guerra.
El enigmático montículo construido en el noreste de Siria hace unos 4.400 años podría ser el monumento de guerra más antiguo conocido.
El montículo alberga restos de soldados varones y niños, uno de ellos de unos 8 años, junto con su equipo militar, afirman los arqueólogos. Los cuerpos están muy dañados, posiblemente porque murieron en batalla y fueron trasladados allí para enterrarlos con honores.
El enorme montículo recibe el nombre de Monumento Blanco, porque estaba cubierto de yeso, para que pudiera ser visto a kilómetros de distancia.
El monumento de tierra se levantó a las afueras de Tell Banat, a la orilla oriental del río Éufrates que ya estaba ocupado hace 5.000 años, en los albores de la Edad de Bronce.
El montículo artificial construido por el asentamiento puede haber sido un primer intento de una civilización mesopotámica desconocida de honrar a sus muertos en la guerra e incluso de afirmar el control sobre la región proyectando su poder, informa un estudio publicado en la revista Antiquity.
El “Monumento Blanco”, llamado así porque estaba cubierto de yeso para darle un brillo blanco, era visible a kilómetros de distancia.
La mayor parte de Tell Banat se inundó a finales de la década de 1990 debido a la construcción de la presa de Tishreen unos kilómetros más abajo. Los pocos restos que se mantuvieron por encima del nivel del agua fueron posteriormente muy dañados por el Isis, que se apoderó de la zona al principio de la guerra civil siria.
Con 22 metros de altura y 100 metros de diámetro, el imponente Monumento Blanco tiene una historia compleja y desconcertante.
Ejército de los muertos
Inicialmente habría tenido la forma de una pirámide escalonada, informan los arqueólogos. En los escalones de esta pirámide, los antiguos mesopotámicos crearon instalaciones con huesos humanos y ofrendas funerarias.
Los arqueólogos recuperaron al menos 30 cuerpos, todos hombres.
Uno de los lados de la pirámide contenía enterramientos individuales acompañados de grandes cantidades de perdigones bicónicos, munición común para las hondas de la época. Estas armas de infantería, fáciles de fabricar y eficaces, podían ser utilizadas por casi cualquier persona, incluso por un niño.
De hecho, uno de los cuerpos encontrados en este grupo pertenecía a un menor que tenía entre 8 y 10 años, informa el estudio.
Los cuerpos enterrados estaban muy dañados, lo que indica, según los investigadores, que los soldados fueron transportados al lugar después de haber muerto en la batalla, y cuidadosamente enterrados de nuevo con honor junto con sus pertenecías para la guerra.
“La gente de la antigüedad honraba a los que murieron en la batalla, al igual que nosotros”, dijo la autora principal, la profesora Anne Porter de la Universidad de Toronto.
“No sabemos si fueron los vencedores o los perdedores de esa batalla. Sabemos que se llevaron los cuerpos de los muertos de algún otro lugar, quizás mucho después del evento, y los enterraron en un enorme montículo que era visible a kilómetros a la redonda ”.
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