Preguntamos al paleoantropólogo Juan Luis Arsuaga, a la cineasta María Ripoll, al pintor Luis Feito, al neurólogo Hugo Liaño y a expertos en psiquiatría, arte y otras disciplinas, ¿qué es el amor?
Juan Luis Arsuaga. Biologo, paleontologo y codirector del proyecto Atapuerca.
¿El amor es patrimonio del ser humano?
La pregunta admite doble respuesta. Por una parte, este sentimiento, entendido como vínculo, lo encontramos en otras muchas especies que son aún más monógamas y fieles que el ser humano. Como sentimiento, sí es exclusivo del ser humano.
¿Cuánto de cultural y cuánto de biológico tiene esta emoción?
La biología rara vez reemplaza a la cultura. Ni esta a la biología. Lo que sí ha hecho la cultura en este caso es superponerse y crear una nueva dimensión del amor a partir de una base natural.
¿Cómo ocurre ese salto evolutivo del instinto sexual y de reproducción del humano a la pasión amorosa?
Antes habría que acotar exactamente el concepto “amor”, algo que aún no hemos logrado los científicos. Manejamos el término desde la intuición. Si se entiende como un sentimiento, una vivencia, una pulsión que crea vínculo entre dos individuos, entonces podemos decir que empezó a forjarse hace unos dos millones de años, cuando la infancia y la etapa de desarrollo comenzaron a prolongarse y la necesidad de dependencia se hizo mayor. Es así como la exigencia de colaboración del padre se transformó en un vínculo de pareja que se ve reforzado por un sentimiento o atracción.
Jose Luis G. Rivera. Director del Instituto de Investigación de Psicoterapia e investigación Psicosomática
¿El amor es, como dijo Freud, “locura pasajera”?
Es una locura que se inicia con la atracción física, que origina un torbellino de emociones. Las responsables son ciertas hormonas, como la adrenalina y la dopamina, causantes de esa euforia. Luego, al decaer ese estado, el vínculo amoroso empieza a reposar en otros valores, como compañerismo, cariño.
¿Por qué algunos nunca superan un fracaso sentimental?
Después de esta eclosión hormonal, la ruptura hace que el individuo sufra un estado similar al cuadro de abstinencia de un drogadicto. Por otra parte, hay un componente psicológico que deriva de la sensación de pérdida que algunas personas no aceptan.
¿Puede afectar al juicio?
Existen alteraciones muy graves. El síndrome de Clerambault, o erotomanía, que es la creencia ilusoria de ser correspondido por otra persona. O las relaciones posesivas.
¿Se cura el mal de amor?
Una de las técnicas más eficaces es la llamada catexis, un proceso en el que la meditación ayuda a superar el proceso de duelo y a aceptar la ruptura sin rencor.
¿Se puede morir de amor?
Sí. El desamor puede provocar depresión y trastornos que conduzcan a la muerte.
María Ripoll. Cineasta, directora de Lluvia en los zapatos
Cine y romance. ¿La atracción es mutua?
No hay una buena película sin una gran historia de amor. Y todos deseamos vernos reflejados en sus personajes. En mi primera película, Lluvia en los zapatos, me paraba la gente y me abrazaba. Se sentían identificados con sus personajes, con mi historia. El cine deja un gran poso, por eso la responsabilidad de los cineastas para contar historias constructivas es enorme, más aún en el tema de los sentimientos.
¿Podría considerarse el amor un arte en sí mismo?
Sin duda, el más difícil de todos.
¿Cómo plasmar con una cámara algo tan incontrolable y contradictorio como son las pasiones?
Yo me enamoro de cada uno de los personajes de mis películas, y vivo sus emociones… Es una manera de ponerme en su piel y poder transmitir los sentimientos que cuento. Cuando ruedo, las miradas, las caricias, los besos y, sobre todo, los silencios me ponen la piel de gallina. Más que la palabra amor, me inspira la sensualidad, la sutileza y esos gestos pequeños que hacen que sea algo tan grande.
¿Qué escenas románticas destacarías de tus películas?
La caricia por la nuca en la azotea delante de la lavadora en el final de Tu vida en 65 minutos; los susurros en la cama entre Najwa y Leo en Utopía; y la pelea de desamor entre los protagonistas de Lluvia en los zapatos, con una pared que les separa.
¿Y en la historia del cine?
El extraño amor platónico de Deseando Amar, de Wong Kar-wai. Un romance muy peligroso tiene una escena entre George Clooney y Jennifer Lopez con un montaje imaginativo y muysensual. Por supuesto, El apartamento. No hay escenas románticas en la película. Jack Lemon y Shirley MacLaine convierten la cinta en sí misma en un auténtico canto al amor.
Carmen López Sosa. Sexóloga autora del libro ‘Sexo y sólo sexo’
El sexo sin amor funciona, ¿también el amor sin sexo?
Depende del tipo de sentimiento del que hablemos. Ahí están los matrimonios blancos, formados por parejas que desde el principio suscriben un acuerdo de no tener relaciones sexuales. No obstante, el inicio de una relación y los primeros encuentros están marcados por el sexo. A medida que transcurren los años, decrece su peso en la relación.
¿Elegimos a quien amar según su potencial sexual?
Una buena carga erótica en las relaciones desde el principio contribuye a la continuidad de la pareja. A menudo oímos eso de “me pone mucho”. Si la carga de erotismo y excitación no es buena, se disuelve la pareja.
¿La intensidad de una relación puede medirse por su calidad sexual?
Como médica sexóloga, yo diría que la calidad es un concepto muy personal. Por calidad unos entienden realizar maratones sexuales. Yo los llamo los jornaleros o fajadores del sexo. Para otros es tener orgasmos siempre. Otros desean jugar y probar experiencias… Y existen también personas que priman su bienestar social antes que su bienestar personal e íntimo.
En todas las sociedades ambos sexos cometen adulterio, ¿ocurre igual en hombres que en mujeres?
Las cifras se van igualando. Las mujeres, al acceder al espacio público, tienen más posibilidades. Se dice que hombres y mujeres sufren celos de formas diferentes. En España, por educación, prima la exclusividad en el modelo de pareja, considerando los celos como patrimonio del amor. Incluso los jóvenes en esto parece que son más conservadores que la generación inmediata anterior, y siguen manteniendo este modelo. A la mujer le duele que él se enamore de otra, no tanto una cana al aire. Y a él le duele la cana al aire. Ellas quieren el sentimiento amoroso en exclusiva. Ellos tienen miedo a ser peores en la cama. Esto pasa también entre animales, puede ser una huella evolutiva.
Javier Urra. Psicólogo y autor del libro ‘¿Qué ocultan los hijos?’
¿Cómo se vive el primer amor?
La adolescencia es una eclosión, un volcán que igual permanece con una gran quietud que entra en erupción. Y así vive el adolescente sus primeros ligues, con desconcertantes y continuos cambios de estado: desde una absoluta abulia a una vitalidad desbordante, del enamoramiento profundo al desenamoramiento. Sus alteraciones se acompañan de cambios físicos y hormonales.
Esto conlleva una inseguridad que solo mitiga cuando se reconoce en el grupo y se siente correspondido en sus primeros escarceos. Y en medio de esa barahúnda irrumpen las redes sociales En mi época, los escarceos eran simples roces. Hoy, las redes sociales y el uso de la tecnología permiten un intercambio mucho más profuso por medio de mensajes, diálogos por el chat y exhibición de fotos. Pero los miedos de tipo sexual y las dificultades para manejarse con respeto no han cambiado.
¿Existe un zapeo amoroso?
A causa de estos nuevos recursos, los adolescentes han caído en una contradicción que les resulta dolorosa y difícil de resolver. Por una parte está su amplio sentido de la lealtad; por otra, la falta de habilidad para rechazar la cantidad de experiencias que les ofrecen las nuevas tecnologías. Sienten que fallan, y este sufrimiento les abofetea, les deja perplejos. Y la lealtad no es el único concepto que se diluye en las nuevas redes: también el honor y la intimidad. Ha cambiado especialmente la actitud femenina. Ahora son ellas quienes inician el cortejo y asumen el papel tradicional del macho cazador.
¿Sería bueno que recibieran pautas por parte de los padres o educadores?
¿Para amar? Cuando se enamora, el adolescente se obnubila del mismo modo que lo han hecho las generaciones anteriores. Está escrito en la naturaleza humana y no necesita muchas cucharadas para aprenderlo y vivirlo.
Luis Feito. Pintor. Recibió en 1998 la Medalla de Oro de las Bellas Artes
A lo largo del tiempo, el hombre ha retratado sus pasiones. ¿Cómo es ese diálogo con la obra?
La pintura, como cualquier otro arte, es un ejercicio elocuente en el que confluyen los sentimientos. Es un momento íntimo de extrema franqueza que te aproxima a tus propias pasiones y también a los fracasos, con formas más o menos viscerales o sensuales y colores más o menos enérgicos. Sobre todo, se expresa en el mismo hecho de existir. El amor te aporta euforia, alegría y enriquecimiento.
¿Los diferentes estadios de dicho sentimiento toman cuerpo sobre la tela?
Por supuesto. La pintura transita por el mismo captando todos sus matices. Cualquier emoción que se ha impregnado en el alma acaba expresándose después, casi siempre de manera inconsciente. Cada cuadro sale del interior del artista con toda su crudeza. Y esto es lo que le da autenticidad y le permite libertad.
¿Y si el amor se apaga?
El día en que olvide el romanticismo en la trastienda de mi estudio, mi arte morirá. Todo trabajo es una prueba de amor, y sin esa generosidad el artista no podría vivir. El sentimiento amoroso, en cualquiera de sus formas, es la musa a la que el artista dedica toda su obra. Cada centímetro de una pintura encuentra su justificación en esa emoción. El resto es superfluo.
¿El arte nos puede enseñar a amar?
El arte sensibiliza al espectador y lo eleva más allá del deseo carnal, dándole un carácter sublime y alimentando su espíritu. A fin de cuentas, el amor es la motivación principal de todo hombre.
Hugo Liaño. Neurólogo y autor del libro ‘El conflicto de los sexos’
¿Qué sucede en el cerebro del enamorado?
En plena pasión desbordada, se activan las áreas del cerebro emocional, suben los niveles de dopamina y de péptidos opiáceos, y el sujeto está poseído de una felicidad indescriptible. No atiende a razones y solo se satisface junto a la persona amada, que, para otros, puede ser un personaje corriente e incluso detestable. Además, el hipotálamo exacerba el impulso sexual. Al tiempo que esto sucede, el cerebro del enamorado tiende a desactivar las áreas de conexión, o de la razón. Decía Zaratustra que “hay algo de locura en el amor”. Otro hecho curioso es que en las primeras fases del enamoramiento la serotonina desciende a niveles similares a los que tienen los pacientes con TOC (trastorno obsesivo compulsivo). Y es que el enamorado es sumamente obsesivo en la relación.
¿Ese estado beneficia al cerebro?
En cuanto tenga de felicidad beneficia al cerebro y a todo el cuerpo humano; en cuanto tenga de estrés, no, pues eleva la presión arterial y la frecuencia cardíaca.
¿Qué ocurre cuando sufrimos desamor?
Que las mismas áreas cerebrales que nos dieron alegría exultante nos hunden en el abatimiento. Las sustancias neurotransmisoras, antes con elevados niveles, se baten en retirada y solo se encuentra ayuda en los tranquilizantes. Es otra forma de perturbación, porque las áreas de la razón y el buen juicio siguen aletargadas.
¿Conseguirá la ciencia un estado de enamoramiento perpetuo?
Decididamente, creo que no se podría ni debería lograr algo así.
Monica Cavallé. Presidenta de honor de la Asociación para Asesoramientos Filosóficos
¿Qué le debe el amor a la filosofía?
Es el anhelo y el empuje más profundo de los humanos. Casi todo lo que hacemos es una expresión de dicho sentimiento, o una búsqueda, muchas veces inconsciente, del mismo. La filosofía se ha preguntado por su naturaleza, sin caer en reduccionismos biológicos, psicológicos… Es un estado fruto de la madurez personal y de la superación de cualquier sentimiento de aislamiento.
¿Por qué, entonces, enajena a algunos seres humanos?
Porque a veces buscamos que el otro expulse nuestro sentimiento de aislamiento y soledad existenciales, en lugar de celebrar con esa persona el milagro del reconocimiento, entre dos personas singulares y distintas. Lo común es que haya alegría en la unión, deseo de penetrar en lo amado. Sin embargo, cuando nuestras únicas experiencias intensas se asocian con los estados de enamoramiento, hay un síntoma de pobreza afectiva.
¿Quiere decir que somos sentimentalmente agarrados?
Es una pobreza afectiva que se ve también afectada por una búsqueda mercantilista del amor. Eso nos impide dejarnos sorprender por el misterio del otro y penetrar en su singularidad, en lo que hace a cada persona única e irrepetible. Se busca una imagen, un simple cliché.
¿No será miedo a amar? ¿El sufrimiento es inherente a esta experiencia?
Esta emoción nos hace sensibles ante la realidad, y esta con frecuencia es dura. Además, hay dolor en la separación del objeto amado. Pero ese dolor nos torna más sensibles, empáticos y compasivos. Es diferente del sufrimiento que acompaña a las frustraciones del amor pasional. La exclusividad propia del amor romántico y erótico equivale a que solo puedo alcanzar la intensidad de la entrega total con una persona. Entonces, la pérdida del objeto amado es terriblemente amenazadora. Enajena y roba la paz. No debemos confundir el dolor que es fruto del amor con el sufrimiento que es fruto del miedo.
Juan Eslava Galán. Escritor, autor de obras como ‘De la alpargata al 600’
Convertir el amor en arte ha sido una constante de los creadores. Todas las páginas de la literatura universal se han escrito en torno a dos únicos temas: el amor y la muerte. Dichos relatos guardan en sí todos los secretos de la humanidad. Estas son, por otra parte, las preocupaciones esenciales del ser humano y, por tanto, todo lo que ha sido escrito antes ha sido ya vivido.
¿Realmente este sentimiento es tan azaroso o en su imaginación el escritor la enaltece?
Es una emoción que va acompañada de gozos y sombras vehementes. La literatura tiene poco de engañoso. Lo que ocurre es que despliega todos sus matices. Desde sus inicios, los textos de los grandes autores han tratado sus formas más variadas, desde las pasiones desatadas y el goce de la belleza corporal, hasta las fatalidades de los romances trágicos y prohibidos.
Recordando a Borges, ¿tenemos más memoria de los atardeceres vividos o de los leídos?
Sin duda la literatura ha sido capaz de nombrar sentimientos y emociones básicos y de expresarlos con todos sus matices, lo que permite al lector disfrutar y sufrir su experiencia sentimental de modo más entusiasta y profundo. Le ayuda a comprender pasiones, afectos y dolores vividos. Esta percepción completa del amor, más allá de una sola palabra, permite que sea algo más extraordinario que un instinto elemental del ser humano.
Este artículo fue publicado en la versión en papel de QUO en febrero de 2014
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PRIMERO, agradecer compartir este importante artículo; es un conocimiento pertinente, útil, y actual.
SEGUNDO, es conveniente saber que según la teoría DASBIEN el "amar es dar algo bueno" (y bueno no según la persona que realiza la acción de amor, sino según la persona que recibe la acción de amor).