Un mecanismo en el cerebro se activa para que el recuerdo indeseado no llegue al hipocampo, la parte que gestiona la memoria
En la película «Olvídate de mí» con Jim Carrey y Kate Winslet, un tratamiento médico permitía borrar los recuerdos de una relación dolorosa. Sin embargo, nuestros cerebros son capaces por sí solos de reprimir los recuerdos desagradables. Según un estudio publicado en la revista The Journal of Neuroscience, cuando estamos a punto de acordarnos de algo doloroso, el cerebro activa un mecanismo de alarma para suprimir ese pensamiento.
En el estudio participaron 24 personas de alrededor de 22 años que estudiaban en la Universidad del Suroeste (China). Para el experimento, se seleccionaron 128 palabras del diccionario moderno chino con las que se formaron 64 parejas de palabras. En cada par, una palabra era una señal mientras que la otra era una palabra asociada. Los investigadores formaron tres grupos de pares de términos que rotaron alrededor de las condiciones (Pensar, No pensar y Base).
Los participantes memorizaron grupos de palabras, por ejemplo, puerta y tren. El equipo científico pidió que recordasen una cadena de palabras (mira una puerta, piensa en el tren) o focalizasen en una secuencia de palabras (mira una puerta, solo piensa en una puerta). Esto quiere decir que aunque tuvieran la segunda palabra asociada, debían intentar no pensar en ella, lo mismo que hacemos cuando intentamos no pensar en un recuerdo desagradable.
Al principio, los participantes se estudiaron las 64 parejas de palabras asociadas. En cada ejercicio, las dos palabras proyectaron en una pantalla con fondo negro durante cinco segundos, los descansos entre estímulos eran de 600 milisegundos. Durante los test, debían recordar las palabras enmarcadas en verde y reprimir las señaladas en rojo. Este proceso se repitió hasta que los encuestados respondieron correctamente al 50% de todas las palabras asociadas. La actividad cerebral se midió con electroencefalograma y con imagen por resonancia magnética funcional.
Una vez aprendidas las asociaciones, los participantes debían bloquear la segunda palabra, es decir, dejar de pensar en ella voluntariamente. Durante la supresión del recuerdo, la actividad en la corteza cingulada anterior, una zona relacionada con el control del conocimiento, aumentó durante los primeros 500 milisegundos de la tarea. La corteza cingulada anterior transmitió la información a la corteza prefrontal dorsolateral, que impidió la actividad en el hipocampo, un área fundamental para recordar.
Este estudio muestra que los mecanismos ‘theta’, que regulan la capacidad de las neuronas del hipocampo para recordar información, se origina en la corteza cingulada anterior y se activaban para la recopilación de episodios. Además, este sistema se asoció con las señales reducidas BOLD que reflejan las variaciones de cantidad de oxígeno conducida por la hemoglobina en función de la actividad neuronal del cerebro. Estas señales y los mecanismos ‘theta’ en el hipocampo estarían involucrados en la inhibición de la recuperación de pensamientos indeseados.
A pesar de esto, hace dos años se publicó en Journal of Cognitive Neuroscience una investigación sobre reprimir pensamientos negativos como “no podré hacerlo” o “jamás lo conseguiré”. Las conclusiones del estudio insinuaban que suprimirlos no era lo mejor, sino encontrar pensamientos que los sustituyan.
REFERENCIA
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