La dislexia no es un trastorno, ni debe considerarse como tal, según un nuevo estudio. Evolutivamente, fue fundamental para la evolución de nuestra especie
Se cree que el 60% de la dislexia podría tener un origen genético. Los estudios científicos de Changsoo Kang y Dennis Drayna (de 2011) indican que los cromosomas 3, 6 y 15 podrían poseer los genes responsables de la manifestación de la dislexia. Aunque es difícil calcular exactamente cuántos disléxicos hay en el mundo, la organización sugiere que al menos el 10% de la población la padece, lo que equivale a alrededor de 700 millones de personas.
En un nuevo estudio realizado por los neurocientíficos Helen Taylor, de la Universidad de Strathclyde, y Martin Vestergaard, de la Universidad de Cambridge (Reino Unido), se afirma que la dislexia es una característica de seres humanos exploradores, más intrépidos, curiosos y creativos.
En un reciente artículo publicado en Frontiers of Psychology, los científicos han destacado el papel de la dislexia para ayudar a la especie humana a evolucionar y sobrevivir con éxito. Según explica el artículo, la dislexia centrada en el déficit «no cuenta toda la historia», ya que también está ligada a otras fortalezas cognitivas.
Los nuevos hallazgos refuerzan lo que los expertos llaman «cognición complementaria». Esto quiere decir que hay maneras de ver y comprender el mundo distintas, lo que no significa que sean «trastornos», y estas maneras distintas a lo que convencionalmente se considera «lo normal» han servido a nuestra especie para sobrevivir, sobre todo en momentos en los que se hacía necesario encontrar soluciones a problemas, como drásticos cambios climáticos, por ejemplo.
La cognición complementaria plantea que nuestros antepasados evolucionaron para especializarse en formas de pensar diferentes pero complementarias, lo que mejora la capacidad humana para adaptarse a través de la colaboración.
Así, dividen a la humanidad entre los «exploradores» y los «explotadores». Los exploradores son aquellos capaces de buscar nuevas soluciones, de salirse del marco de lo conocido; mientras que los explotadores son aquellos que profundizan en lo que se conoce. Las personas con dislexia entrarían en el grupo de los exploradores.
Imagine un grupo humano especializado en cazar con lanza: solo si consigue explorar otras vías para conseguir comida, sobrevivirá.
La dislexia, según el estudio, brindaría la ventaja evolutiva de explorar y buscar nueva información sobre el mundo, en lugar de reinterpretar aquella que ya se conoce.
Durante cientos de miles de años, los humanos hemos sido moldeados por una dramática inestabilidad climática y ambiental, y la colaboración entre individuos con capacidades diferentes podría explicar esta excepcional capacidad de adaptación.
La dislexia se ha considerado y se considera un trastorno del aprendizaje, y según los autores del estudio, esto está relacionado con las rigurosas etiquetas que nos ponemos y la rigidez en los procesos educativos.
Ámbitos como el descubrimiento, la invención y la creatividad podrían ser más notorios en personas con dislexia. La investigación propone un nuevo marco para comprenderla y dejar de percibirla como un trastorno neurológico, como afirma Helen Taylor: “Las escuelas, los institutos académicos y los lugares de trabajo no están diseñados para aprovechar al máximo el aprendizaje exploratorio. Necesitamos urgentemente comenzar a fomentar esta forma de pensar para permitir que la humanidad continúe adaptándose y resolviendo desafíos clave”.
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