Nuevas evidencias confirman la estimación de la edad de 21.000 a 23.000 años de estas huellas, mucho más antiguas que la fecha anterior de la presencia de humanos en el continente
¿Cuándo aparecieron los primeros seres humanos en América del norte? Tradicionalmente, la teoría más aceptada es la del modelo Clovis, que sugiere que los primeros humanos llegaron a América del Norte hace aproximadamente 13.000 años a través de un puente de tierra que conectaba Siberia con Alaska, conocido como Beringia. Las evidencias arqueológicas de esta teoría provienen de herramientas de piedra de estilo Clovis encontradas en varios sitios en América del Norte.
Sin embargo, en los últimos años, esta visión ha sido cuestionada por nuevas evidencias que sugieren que la presencia humana en América del Norte podría ser mucho más antigua. Por ejemplo, en el sitio de Monte Verde en Chile, se han encontrado pruebas que sugieren que los humanos pudieron haber estado presentes en América hace más de 18.000 años. También hay sitios en América del Norte, como Bluefish Caves en Canadá y Meadowcroft Rockshelter en los Estados Unidos, que sugieren una antigüedad similar o incluso mayor.
Cuando en 2021 se dataron unas huellas fósiles con una edad de más de 20.000 años, se inició una conversación mundial que despertó la imaginación del público e incitó comentarios discrepantes en toda la comunidad científica sobre la exactitud de las edades.
«La reacción inmediata en algunos círculos de la comunidad arqueológica fue que la precisión de nuestra datación era insuficiente para hacer la extraordinaria afirmación de que los humanos estuvieron presentes en Norteamérica durante el Último Máximo Glacial. Pero nuestra metodología específica en esta investigación ha merecido la pena», afirma Jeff Pigati, geólogo investigador del USGS y coautor de un estudio publicado recientemente que confirma la antigüedad de las huellas de White Sands.
La controversia se centraba en la exactitud de las edades originales, obtenidas mediante datación por radiocarbono. La edad de las huellas de White Sands se determinó inicialmente datando las semillas de la planta acuática común Ruppia cirrhosa que se encontraron en las impresiones fosilizadas. Pero las plantas acuáticas pueden adquirir carbono a partir de átomos de carbono disueltos en el agua y no en el aire ambiente, lo que puede hacer que las edades medidas sean demasiado antiguas.
«Incluso mientras se publicaba el trabajo original, seguíamos adelante para comprobar nuestros resultados con múltiples líneas de evidencia», dijo Kathleen Springer, geóloga investigadora del USGS y coautora principal del actual artículo de Science. «Confiábamos en nuestras edades originales, así como en las sólidas pruebas geológicas, hidrológicas y estratigráficas, pero sabíamos que era fundamental un control cronológico independiente».
Para su estudio de seguimiento, los investigadores se centraron en la datación por radiocarbono del polen de coníferas, porque procede de plantas terrestres y, por tanto, evita los posibles problemas que surgen al datar plantas acuáticas como la Ruppia. Los investigadores utilizaron procedimientos minuciosos para aislar aproximadamente 75.000 granos de polen por cada muestra que dataron. Y lo que es más importante, las muestras de polen se recogieron exactamente de las mismas capas que las semillas originales, por lo que se pudo hacer una comparación directa. En todos los casos, la edad del polen era estadísticamente idéntica a la de la semilla correspondiente.
«Las muestras de polen también nos ayudaron a comprender el contexto medioambiental más amplio en el momento en que se hicieron las huellas», dijo David Wahl, geógrafo investigador del USGS y coautor del actual artículo de Science. «El polen de las muestras procedía de plantas que suelen encontrarse en condiciones glaciares frías y húmedas, en marcado contraste con el polen de la playa moderna, que refleja la vegetación desértica que se encuentra allí en la actualidad».
Además de las muestras de polen, el equipo utilizó un tipo diferente de datación llamado luminiscencia ópticamente estimulada, que data la última vez que los granos de cuarzo estuvieron expuestos a la luz solar. Con este método, descubrieron que las muestras de cuarzo recogidas en las capas que contenían huellas tenían una edad mínima de unos 21.500 años, lo que corrobora los resultados del radiocarbono.
Con tres líneas separadas de pruebas que apuntan a la misma edad aproximada, es muy poco probable que todas ellas sean incorrectas o sesgadas y, en conjunto, proporcionan un fuerte apoyo al rango de edad de 21.000 a 23.000 años para las huellas.
REFERENCIA
Independent age estimates resolve the controversy of ancient human footprints at White Sands
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