Los modelos clásicos propugnan la idea de que el orgasmo es algo que alguien nos da y, por tanto, si no nos lo dan, se nos debe, pero esa es una visión problemática
En los últimos tiempos parece que no es posible hablar sobre la sexualidad de la mujer sin emplear determinados términos provenientes de la medicina, que incluso se mencionan alegremente en los medios y redes sociales.
Diagnosticos clínicos como “deseo sexual hipoactivo” o “anorgasmia femenina” se han popularizado de tal manera que se llega a decir que en el mundo de las relaciones heterosexuales existe un techo de cristal orgásmico, que funcionaría de forma similar al del mundo laboral, en el que los hombres tienen privilegios y las mujeres salen perdiendo.
Pero así se genera un discurso confuso que tiene muy poco en cuenta la realidad del orgasmo y las interacciones en pareja. Esta forma de hablar genera la idea de que el orgasmo es algo que alguien nos da y, por tanto, si no nos lo dan, se nos debe.
El proceso de orgasmación es descrito por primera vez de forma completa por los
sexologos Masters y Johnson en su obra seminal de 1966 “La respuesta Sexual Humana”. En su obra describen con detalle las fases y procesos que se dan durante la excitación sexual.
Masters y Johnson crean así lo que hoy en día, tras la influencia de otras autoras como Helen S. Kaplan, se conoce como esquema DEMOR, que son las siglas de Deseo, Excitación, Meseta, Orgasmo y Resolución, las fases clásicas de la excitación humana.
En este modelo el orgasmo sería una fase concreta dentro de esa curva la respuesta sexual humana. Para llegar a la fase del orgasmo es necesaria una serie de estímulos previos y una concatenación de eventos fisiológicos.
En último término, para Masters y Johnson el orgasmo es la culminación del proceso de la excitación, pero no es un proceso en sí mismo. Sin embargo, pese a la utilidad del esquema DEMOR para entender la excitación sexual, se queda corto para explicar la realidad del proceso de la orgasmación.
Ya en 2005 otros autores como Basson desarrollaron un modelo biopsicosocial de la respuesta sexual femenina. Esto nos lleva a dos tipos de explicaciones sobre el orgasmo:
Por desgracia esto lleva a falsas dicotomías entre fisiología y psicología, y sexualidad masculina y femenina. Pero existe un tercer modelo que escapa a estas trampas. Es el modelo circular planteado por el sexologo Joserra Landarroitajauregui.
Para Landarroitajauregi hay una relación de retroalimentación circular entre excitación, deseo, y satisfacción. Dentro de la excitación entraría el orgasmo y la respuesta fisiológica de Masters y Johnson.
Estos tres factores interactúan entre sí generando las ganas de tener encuentros sexuales, de pasar tiempo con el otro, de emparejarse, o mucho o poco que nos excita nuestra pareja, y los orgasmos que alcanzamos en nuestros encuentros con ella.
Quizás ahí esté la clave de todo este aparente conflicto. Frente a ideas problemáticas como “deuda orgásmica”, o que hay buenos y malos amantes, según su capacidad como donantes de orgasmos, estamos obviando varios hechos fundamentales.
Por un lado, que nuestros encuentros sexuales no son mejores según cantidad de orgasmos producidos, sino por la satisfacción alcanzada. Y la satisfacción está mediada por muchísimos factores, como el placer a nivel general (y no solo genital), la intimidad, la comodidad y muchos otros.
Por otro, que todo encuentro sexual es una interacción entre dos personas que a la vez se están sujetas a las circunstancias ambientales en las que se encuentran. Y, por último, no tiene sentido decir que la sexualidad femenina es de una manera y la masculina de otra. Cada sujeto (sea hombre o mujer, cis o trans) tiene su propia sexualidad con sus particularidades personales.
Quizá es hora de empezar a encontrarnos para disfrutarnos sin más expectativa que el encuentro mismo. Un encuentro donde se generan una serie de intimidades que permiten el conocimiento mutuo y la generación de una sinergia positiva que puede llevarnos a la satisfacción mutua.
Frente a esto solo nos queda encontrarnos sin presiones, conocernos mutuamente y entender que el encuentro sexual es cosa de dos (o más). Solo así podremos tener encuentros satisfactorios, sea cual sea el recuento final de orgasmos.
REFERENCIAS
Basson R, Brotto LA, Laan E, Redmond G, Utian WH. Assessment and management of women’s sexual dysfunctions: problematic desire and arousal. J Sex Med. 2005;2(3):291-300.
Landarroitajauregi, J. R. Para mejor entender la respuesta sexual humana. Fundamentos. 2009.
Foto: Smiling man and woman tenderly embracing while lying in bed – depositphotos.com
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