Ni una sola falta de ortografía.
Introducciones largas; mejor, directo al grano de tus méritos.
No mandes el mismo CV a todas partes, sino adaptado al puesto concreto al que optas.
No uses plantillas predeterminadas de procesadores de texto, sino un diseño propio y único.
Haz algo un poco llamativo, aunque mejor no exagerar con iconos y colores.
Amplifica la verdad, pero no te pases, porque puedes decepcionar si piden muchos detalles.
Concreta los datos: cuánto has hecho, en cuántos años…
Señala fácilmente los puntos importantes. Un CV se mira por encima, hay que guiar su vista.
Emplea párrafos-lista, mejor que enumeraciones con comas.
Pon términos clave y jerga. A veces, los CV los revisa una máquina.
Cíñete a dos folios, pero en el primero pon todo lo más importante.
Resume al máximo: solo detalles útiles para el puesto.
[image id=»17204″ data-caption=»» share=»true» expand=»true» size=»S»]Quita las menciones a tus aficiones personales y otras habilidades.
Pide a otras personas que lean tu currículo, para hallar frases mal hechas, cosas que no se entienden, carencias y faltas de ortografía.
Redacción QUO
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