A todos nos ha ocurrido: las redes sociales no cargan, la conexión Wi-Fi es lenta y no podemos enviar mensajes por internet. Preguntamos si a alguien más les ocurre y parece generalizado. Y entonces lo pensamos: ¿Y si internet colapsa? Básicamente internet son millones de ordenadores interconectados. Su principio de funcionamiento es similar al de una persona, sentada en una fila central de un estadio, lejos de los pasillos, y que le pide una bebida al del extremo de la fila: la bebida pasa por todos los espectadores hasta llegar al destino, evitando que el espectador deba hacer el camino de ida y vuelta. La diferencia es que internet no solo está compuesta por miles de espectadores que se pasan la “bebida”, sino también miles de estadios interconectados entre sí. De este modo, parecería imposible que fallará todo el sistema, quizás un estadio o muchos. Pero la verdad es que puede ocurrir, aunque para detener o incluso reducir la velocidad de Internet en un área geográfica considerable, tendrías que hacer mucho daño en muchos lugares diferentes.
Sin embargo, algunos eventos pequeños podrían destruir partes de Internet temporalmente. De hecho, ya lo han hecho. El componente más vulnerable de internet es la red de cables de fibra óptica submarinos que conectan los continentes. Estos cables, más de 400 en todo el mundo, se cortan y rompen habitualmente por deslizamientos de rocas, terremotos submarinos y otros fenómenos naturales.
La mayoría de estos cables, del grosor de una manguera de jardín, no cuentan con protección y una red de pesca de arrastre o un ancla pueden cortarlas. Si esto ocurre el tráfico se desvía instantáneamente a otros cables. Aún así, los accidentes ocurren. En 2011, una mujer de 75 años que buscaba cobre en la costa cortó un cable y suspendió el acceso a internet en Armenia durante cinco horas.
Esto nos lleva al primero de los escenarios: el sabotaje de los cables submarinos. A principios de 2017, funcionarios de la OTAN revelaron públicamente que los submarinos rusos habían aumentado dramáticamente la actividad en torno a los cables de datos submarinos que conectan Europa y América del Norte. “Estamos viendo una cantidad de actividad rusa cerca de los cables submarinos que creo que nunca hemos visto – explicaba en una entrevista el comandante de las fuerzas submarinas de la OTAN, Andrew Lennon. – . Rusia está claramente interesada en la infraestructura submarina de las naciones de la OTAN y de la propia OTAN”.
Si Rusia cortara todos o la mayoría de los cables en el Pacífico y el Atlántico en una maniobra coordinada, la medida no colapsaría internet, pero sí aislaría a Estados Unidos y, más concretamente. Aún así, las actividades humanas no son el único riesgo potencial para Internet. En 2015, un comité dentro de la organización sin fines de lucro ICANN emitió un informe bastante alarmante sobre una posible debilidad que se encuentra profundamente en la estructura subyacente de Internet. Básicamente el análisis señala una verdad muy evidente: internet ha crecido demasiado y muy rápidamente y su estructura puede no ser capaz de lidiar con semejante volumen de conexiones y de información. Así, si “una parte importante de internet cayera durante varios días, el sistema de copia de seguridad de las rutas podría confundirse de manera terminal, mezclando datos nuevos con información desactualizada».
La realidad que que internet no tiene una capacidad infinita y en algún momento fallará de modo general. Solo nos falta saber cuándo ocurrirá.