Cuando pensamos en los andares de un robot nos vienen a la cabeza movimientos rígidos, en los que el cuerpo y las extremidades parecen un bloque. Para conseguir una flexibilidad más parecida a la del ser humano, un equipo del Laboratorio de Inteligencia Artificial de la Universidad de Zúrich ha creado a Roboy, un humanoide dotado de un entramado musculoesquelético compuesto de músculos de plástico que se mueven propulsados por varios motores eléctricos y tendones artificiales. El gran reto del equipo suizo es conseguir que Roboy se mueva con la mayor precisión posible, por lo que han dotado a estos tendones de sensores que miden la flexibilidad de sus miembros en cada momento. Además, en el futuro pretenden crear una versión en código abierto, de modo que cualquiera con una impresora 3D podrá tener su propio Roboy.
[image id=»62606″ data-caption=»Los músculos y huesos están hechos de plástico, y los tendones de elástico muy resistente.» share=»true» expand=»true» size=»S»]
Redacción QUO
La clave está en cuánto somos capaces de predecir de la pieza, y hasta qué…
Un nuevo estudio prevé un fuerte aumento de la mortalidad relacionada con la temperatura y…
Los investigadores ha descubierto un compuesto llamado BHB-Phe, producido por el organismo, que regula el…
Un nuevo estudio sobre la gran mancha de basura del Pacífico Norte indica un rápido…
Una nueva teoría que explica cómo interactúan la luz y la materia a nivel cuántico…
Pasar dos horas semanales en un entorno natural puede reducir el malestar emocional en niños…