Tras una jornada de éxito en SpaceX por el lanzamiento del Falcon Heavy el pasado 6 de febrero, llegó el jarro de agua fría para otra de las compañías del multifacético Elon Musk. Tesla publicaba el 7 de febrero sus resultados de 2017 y del último trimestre del año, el cual ha supuesto la mayor pérdida de la historia de la compañía. Aún así, no parece haber sido un problema para la compañía, que asegura que podrá cumplir con los objetivos establecidos para 2018.
Hagamos números. La compañía ha presentado una cifra de ingresos positiva de 3.300 millones de dólares, impulsada por los depósitos de los clientes que han hecho una reserva del nuevo camión eléctrico así como del deportivo Roadster (el mismo que han enviado a la órbita de Marte). Pero han reportado una pérdida de unos 771 millones de dólares. A esto hay que sumar un flujo negativo de dinero en efectivo de 276 millones de dólares y una pérdida neta de unos 2.240 millones de dólares durante el año pasado. Para que os hagáis una idea, en 2016, esa pérdida neta fue de 773 millones.
El gran problema es que no consiguen construir a la semana los 5.000 coches Tesla Model 3 que esperaban, el más económico de la compañía. Se trata de una meta que han ido retrasando trimestres tras trimestre, pero no acaban de conseguirlo. En total, en 2017, Tesla logró entregar un total de 103.122 coches de sus actuales Model S y Model X. Supone un pequeño incremento de los 76.000 que construyeronen 2016 y la primera vez en la que Tesla logra superar la marca de los 100.000, pero parece que aún no es suficiente.
Alberto Pascual García