No importa dónde vivas, cuando escuchas la frase Que la Fuerza te acompañe, sabes exactamente cuál es su origen. Eso es globalización”. Así describe la socióloga Jane C. Millar Wood, la influencia de Star Wars en nuestro mundo, en su libro El impacto de la globalización. Si la llegada del ser humano a la Luna tuvo un fuerte influjo en la política, el arte y las ciencias en toda una generación, la saga de George Lucas ha tenido un ascendiente similar en la siguiente. Probablemente uno de los primeros testimonios de este influjo se hizo visible en 1983, cuando el entonces presidente de Estados Unidos, Ronald Reagan, aprobó, en plena Guerra Fría, el programa Iniciativa de Defensa Estratégica, con el que se buscaba evitar la llegada a territorio estadounidense de un misil nuclear ruso.
La idea era contar con una serie de lásers que interceptarían cualquier lanzamiento soviético, un programa conocido popularmente como Star Wars. Solo hubo dos problemas: el primero es que Lucasfilm inició un juicio para que nadie más que ellos tuviera derecho a utilizar dicho nombre. La demanda fue desestimada. Y el segundo es que el proyecto se basó en tecnología que supuestamente existía, pero resultó ser un montaje para atemorizar a los rusos.
También en el ámbito de la política existe una leyenda basada en el proclamado Día de Star Wars, que se celebra el 4 de mayo. Según la leyenda, la razón para elegir ese día es la siguiente: la famosa frase original de la película era “May the Force be with you” (“Que la Fuerza te acompañe”). Pero el 4 de mayo de 1979, Margaret Thatcher asumió el cargo de primera ministra, y su partido quiso felicitarla en el periódico con un juego de palabras: “May the Fourth be with you” (“Que el cuatro te acompañe”). Una historia bonita, pero falsa. Sí es cierto que la primera referencia viene de la política: en 1994, Harry Cohen, del Parlamento británico, mencionó esa frase en un debate sobre defensa: aseguró que ese día sería excelente para la discusión.
Nacen los frikis
Ese mismo año se estrenó la película de Kevin Anderson Dependientes. La cinta fue el puntapié inicial para que el movimiento friki saliera a la calle y dejara de estar ligado a los fenómenos de circo. En ella, los protagonistas discuten sobre la política socioeconómica relacionada con la construcción de las dos Estrellas de la Muerte. Este tipo de diálogo, muy frecuente entre los fanáticos de Star Wars, Star Trek y otras series de culto, identificó a los frikis y geeks como parte de una tribu urbana. Tanto es así que en 2006 el español Germán Martínez, bloguero conocido como el Sr. Buebo, propuso celebrar una fiesta que reivindicara esta cultura: el Día del Orgullo Friki. El primero fue en Madrid, y luego se extendió a Canadá, México, Estados Unidos… Hoy es un evento global que ocurre cada 25 de mayo, el aniversario del estreno de La Guerra de las Galaxias.
La culpa es del malo
En 2013, Estados Unidos rechazó construir su propia Estrella de la Muerte, pese a las 34.000 firmas que se habían juntado. El objetivo que perseguían los firmantes era aumentar la seguridad nacional y dar más empleos. Algo que no resulta ilógico; al menos lo de los empleos. Zach Feinstein, profesor de ingeniería financiera de la Universidad de Washington, utiliza la rápida construcción de la segunda Estrella de la Muerte, al poco de explotar la primera, para explicar el capitalismo en tiempos de guerra.
Por supuesto, todo esto es culpa de Darth Vader, personaje reconocido por críticos, profesores y expertos como uno de los tres mejores villanos de la historia del cine, junto a Hannibal Lecter y Norman Bates. Y también su mítica frase: “No, yo soy tu padre” (no dice: “Luke, yo soy tu padre”) está entre las diez más conocidas de la historia del cine. Y es que Darth es mucho Vader. Una de sus mayores virtudes en este rol es que apela al miedo desde todos los sentidos, atrapa la vista en su negrura, tiene un tacto artificial que lo hace frío y quirúrgico, y hasta su voz tiene sabor metálico.
La psicología, por ejemplo, lo utiliza como modelo de trastorno límite de personalidad. Eric Bui, psicólogo de la Universidad de Toulouse, señala que el gran éxito de las precuelas de Star Wars tiene que ver en parte con que los adolescentes se identifican con la lucha interna de Anakin Skywalker para superar el rol del padre, algo frecuente entre los jóvenes. Todo lo relacionado con este personaje tiene éxito. La Marcha Imperial (la sintonía de Darth Vader) ha sido utilizada en diferentes ámbitos. El músico Meco la hizo en versión disco y fue número 1. Durante el referéndum sobre la independencia de Escocia, la marcha se convirtió en la música oficial de los independentistas que buscaban “echar a los imperialistas”. En deporte, es la fanfarria de entrada a la pista de los Chicago Bulls, Los Angeles Clippers, los Cleveland Cavaliers y los New York Yankees. También en Israel la utilizan varios equipos, y hasta Pablo Iglesias, en su campaña, se lanzó a cantarla. Y hay más: la famosa publicidad del Volkswagen Passat, en la que un niño pretende utilizar la Fuerza en su vida cotidiana, obtuvo más de 15 millones de visitas en apenas 5 días. Hoy es el anuncio más viral y compartido de la historia de YouTube.
En el nombre de los jedi
La Guerra de las Galaxias ha influido hasta en la religión. Se trata del movimiento Jedi. En los censos nacionales, más de 70.000 australianos se declararon seguidores del Jedismo. En Canadá, 20.000; en la República Checa, unos 15.000; en Nueva Zelanda, 50.000; y en Reino Unido, casi 400.000 personas. En España son muy pocos, menos de cinco mil, los que se reconocen seguidores de Obi-Wan.
El origen del holograma
Cuando la princesa Leia (que nada tuvo que ver con la Dama de Elche, aunque lo parezca) envía su pedido de auxilio a Obi -Wan, lo hace por medio de una holografía. Este tipo de comunicación ya ha sido imitado por Nasser Peyghambarian, profesor de la Universidad de Arizona, pero con 16 cámaras. También la empresa VoxieBox “imprime” luz en tres dimensiones para crear un efecto similar. En plena campaña política de Barack Obama, el cantante will.i.am hizo una aparición estelar con esta tecnología, que ha hecho resucitar a Michael Jackson, entre otros.
Y así, tenemos Guerra de las Galaxias hasta en los libros de ciencia. La biología también ha sucumbido a su influjo. Más de diez especies llevan en su taxonomía el nombre de personajes de esta saga; entre ellos, arañas, peces, pulgas, hormigas y escarabajos. Cuatro de ellos tienen que ver con Darth Vader. Lo dicho: un éxito lo de este malvado.
Resulta lógico que si hablamos de una historia que tiene lugar en un universo lejano y que lleva la palabra galaxia en su ADN, la astronomía recurra a menudo a ella. Son muchos los astrónomos que, para hacer referencia a un planeta binario (con dos estrellas), se refieren a Tatooine, el hogar del joven Skywalker en el inicio de la historia. Para más inri, el sitio real que hacía las veces de este planeta desértico está en Túnez. Y la escenografía que quedó tras la película ha permitido a expertos geólogos determinar la velocidad del movimiento de grandes dunas, conocidas como barchans, al tener un referente inmóvil.
Hoy, a punto de estrenarse la última entrega, solo queda imaginar cómo podrá influir en la nueva generación la riqueza de este universo que ahora se reinventa. Y esperar que no ocurra en un tiempo muy, muy lejano. Y que la Fuerza no deje de acompañarnos.
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