El robot socorrista detectar movimientos asociados a una persona que se está ahogando, localiza la posición, acude al rescate, ancla el cuerpo a la plataforma y lo lleva a superficie. Todo en un tiempo récord
Un equipo de investigación del Instituto Fraunhofer de Optrónica, Tecnologías de Sistemas y Explotación de Imágenes IOSB de Ilmenau, en Alemania ha desarrollado un vehículo subacuático formado para rescates bajo el agua en caso de emergencia. Está adaptado para rescates en piscina.
«Hay posturas típicas cuando una persona se está ahogando que hacen que el robot pueda reconocer el peligro», dice el informático Helge Renkewitz, director del proyecto.
El robot no actúa solo. Hay que instalar cámaras de vigilancia en el entorno de la piscina (en el techo si se trata de una piscina cubierta). Las cámaras registran los patrones de movimiento y la posición de la persona que se ahoga en la piscina, y envían las coordenadas al robot.
El robot se almacena de forma segura, lejos de miradas indiscretas, en una estación en el suelo de la piscina, que se abre en caso de emergencia. Una vez que el vehículo ha llegado a su destino, localiza a la persona en peligro y la lleva a la superficie.
Un mecanismo de anclaje fija al rescatado en su sitio para evitar que se deslice, incluso aunque haya perdido la vida.
El robot se ha probado en lagos alemanes. La propuesta de los investigadores, es que las cámaras que en la `pisicina cubierta se colocaran sobre el techo, estén montadas en drones de vigilacia cuando se trata de un espacio a cielo abierto. «Estos pueden equiparse fácilmente con cámaras», dice Renkewitz.
Para los rescates en lagos donde la visibilidad es restringida, el vehículo submarino debe estar equipado con sensores acústicos en lugar de ópticos. Los ecos de las ondas sonoras pueden utilizarse para determinar la posición y la orientación de las personas con tanta precisión que el robot puede dirigirse de forma autónoma a la persona objetivo y recogerla.
Se depositó un maniquí de 80 kilos a tres metros de profundidad. A continuación, el robot lo recogió, lo aseguró en su sitio, lo sacó a la superficie en un segundo y lo llevó por el camino más corto -una distancia de 40 metros- hasta la orilla, donde ya esperaba el equipo de rescate.
Cuando el robot es informado de una emergencia, una señal alerta al equipo inmediatamente. «La operación de rescate completa duró poco más de dos minutos. Las
Equipado con baterías, motor, cámaras y sensores ópticos y de navegación, el sistema actual mide 90 centímetros de largo, 50 de alto y 50 de ancho. El objetivo del equipo de Renkewitz es reducir aún más el tamaño del sistema de rescate y construir diferentes versiones para su uso en piscinas y lagos. Pretenden hacerlo más pequeño, más ligero y más rentable que el prototipo actual, que se basa en un vehículo submarino preexistente. En su lugar, el futuro robot tendrá el diseño aerodinámico de una manta raya.
Ya se ha presentado una patente para el robot acuático. En versiones modificadas, puede asumir otras tareas, como inspecciones en alta mar y de muros de presas, o ser utilizado para vigilar la salud de los peces en las piscifactorías. «Nuestros vehículos submarinos tienen una gama muy amplia de aplicaciones. Por ejemplo, también son adecuados para detectar y verificar artefactos arqueológicos en el fondo de los lagos», explican los investigadores.
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