Michelin tiene un plan, un proyecto de velas hinchables para contribuir a reducir la contaminación marítima. Se llama Wisamo, pero no es el único de la marca para disminuir los altos niveles de CO2 de nuestra atmósfera. Otros proyectos van desde utilizar corteza de naranja para fabricar neumáticos hasta crear factorías «cero emisiones»
La ropa que te pones, los alimentos que comes, la tecnología que utilizas… Muchos de los productos que consumimos llegan por mar. El transporte marítimo es responsable del 14% de las emisiones según el primer informe europeo de impacto medioambiental. Lograr que sea más sostenible es el objetivo. Y para hacerlo viable, Michelin tiene un plan que permitirá reducir las emisiones de CO2 en un 20%.
El proyecto se llama Wisamo y ya está dando los primeros pasos o, mejor dicho, empezando a navegar las primeras millas. Wing Sail Mobility, Wisamo, es un sistema de velas automatizado, telescópico e inflable que se puede instalar tanto en buques mercantes como en embarcaciones de recreo.
El principio de funcionamiento se basa en enormes paneles hinchables de 100 m2 que aprovechan el viento –una fuente de propulsión gratuita, universal e inagotable–, de manera que el consumo de combustible y las emisiones se reducen en un 20%.
Y esto, ¿por qué no se le ha ocurrido antes a nadie?
Las velas son fáciles de instalar y usar gracias a un sistema plug and play. Basta presionar un botón para que un pequeño compresor de aire despliegue la vela telescópica. A continuación, el sistema elige automáticamente la configuración correcta para optimizar la navegación del buque.
Wisamo captura el viento de forma similar a como lo hace el ala de un avión: genera una energía que impulsa el barco hacia adelante, pero con la particularidad de que al estar las velas infladas, disminuye la tensión mecánica sobre las telas que las conforman y la flexibilidad del conjunto aumenta.
La propuesta puede convertirse en una de las soluciones ecológicas al transporte marítimo del futuro. Tras realizar diferentes ensayos en el lago Neuchâtel (Suiza), la marca lo probará por primera vez en situación real de navegación en el buque MN Pelican, un carguero de 155 metros de eslora dedicado al transporte de contenedores.
La ruta entre los puertos de Bilbao y el británico de Poole es la elegida para que en apenas unas semanas empiece a navegar este proyecto que puede reducir las emisiones de CO2 en nuestros mares. Wisamo tiene a su favor un rango de utilización de la vela muy amplio, especialmente cuando se navega a barlovento –contra el viento–, y un mástil telescópico retráctil que facilita la entrada de los buques en los puertos y su paso por debajo de los puentes.
¿Qué tiene que ver Michelin con el transporte marítimo?
Hace años que Michelin trabaja para reducir las emisiones y economizar materias primas. Wisamo es solo una de sus últimas iniciativas. Nació de la colaboración entre el departamento de Investigación y Desarrollo de la casa y dos inventores suizos que compartían con la marca la visión de «todo sostenible».
La guinda del pastel al proyecto la puso Michel Desjoyeaux, un tipo al que cualquier aprendiz de aventurero querría parecerse. Con tres victorias en el Solitaire du Figaro, una de las regatas en solitario más duras del mundo, Desjoyeaux es probablemente uno de los navegantes más experimentados en el mundo de la vela y una voz autorizada cuando se habla del mar.
Con él como imagen, Michelin se ha embarcado en esta aventura de reducir el CO2 que genera el transporte marítimo, porque Wisamo puede instalarse en cualquier momento: tanto en la fase de construcción del buque como durante la vida útil de la embarcación.
El medio ambiente se está hundiendo. ¿Podrá salvarlo Michelin?
Los neumáticos son fuente de continua investigación a pesar de que alrededor del 90% de su impacto medioambiental se produce durante su vida útil y no en la fase de producción.
Hoy, fabricarlos se parece más a un proceso llevado a cabo por una organización ecologista, que por una multinacional francesa como Michelin. Casi el 30% de las materias primas que utilizan son sostenibles, la energía que emplean sus plantas es de origen 100% renovable y la reforestación está entre sus objetivos; de momento, 47.000 hectáreas de terreno han sido repobladas… y habrá más.
El propósito, de cara a 2050, es que el 100% de los neumáticos se produzcan con materias sostenibles y lograr factorías neutras en carbono.
Ganar carreras respetando el medio ambiente
Pero la casa no puede olvidar que lo suyo es la movilidad y que los circuitos son un laboratorio de pruebas en el que ensayar nuevas soluciones. Entre ellas está un neumático de competición fabricado con un 46% de materiales sostenibles. Inicialmente se ha montado en un prototipo denominado GreenGT Mission H24 que está impulsado por hidrógeno y desarrollado para las carreras de resistencia tipo las 24 Horas de Le Mans.
¿Es un neumático para ganar? Es pronto para decirlo porque todavía no se ha enfrentado a una competición real, pero en lo que sí lleva la delantera es en su apuesta medioambiental. Entre sus compuestos están la corteza de naranja y de limón, el aceite de girasol, la resina de pino y el acero reciclado procedente de envases. Tiene también un gran contenido de caucho natural, y utiliza negro de humo reciclado procedente de neumáticos fuera de uso.
No se sabe todavía si se subirá al podio, pero lo que sí ha conseguido es situarse como un producto ganador en lo que a medio ambiente se refiere.
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