La NASA y Japón han desarrollado un satélite hecho de madera promete revolucionar la sostenibilidad espacial, convirtiendo basura orbital en cenizas biodegradables al reentrar en la atmósfera

El creciente problema de la basura espacial afecta no solo la exploración, sino también la visibilidad del cielo nocturno y la seguridad en órbita. La innovación en materiales como la madera podría ofrecer soluciones biodegradables que minimicen estos impactos.

El lanzamiento del primer satélite de madera, LignoSat, marca un hito en la carrera espacial. Este dispositivo, del tamaño de una taza de café y hecho de madera de magnolia, fue desplegado desde la Estación Espacial Internacional (EEI) en diciembre de 2024, según anunció la NASA el pasado 7 de enero. Este proyecto es fruto de una colaboración entre la NASA y la Agencia de Exploración Aeroespacial de Japón (JAXA), quienes buscan explorar el uso de la madera como material sostenible en la construcción de satélites.

Tres CubeSat lanzados desde la estación espacial

Tres CubeSat lanzados desde la estación espacial, incluyendo LignoSat. Crédito: Universidad de Kioto

La elección de la madera no es casual. Aunque no se descompone en el vacío espacial, se convierte en cenizas al reingresar a la atmósfera terrestre, eliminando residuos persistentes en la órbita terrestre. Antes del lanzamiento, los investigadores probaron tres tipos de madera —magnolia, cerezo y abedul— en condiciones espaciales durante diez meses a bordo de la EEI. Los resultados mostraron que las muestras resistieron cambios extremos de temperatura y exposición a radiación cósmica, sin mostrar deformaciones, grietas ni daños superficiales.

Una alternativa sostenible al metal

La madera de magnolia fue seleccionada debido a su resistencia al agrietamiento durante la fabricación y su estabilidad estructural. En contraste con los metales tradicionales como el aluminio y el titanio, la madera ofrece ventajas significativas. Los metales no solo encarecen las misiones espaciales, sino que también contribuyen al problema de la contaminación lumínica. Se estima que los reflejos de los objetos metálicos en órbita aumentan la luminosidad del cielo nocturno en más de un 10%, dificultando la observación astronómica de fenómenos distantes.

El sistema de juntas tradicional japonés se utiliza en LignoSat para unir las piezas sin tornillos ni pegamento.

El sistema de juntas tradicional japonés se utiliza en LignoSat para unir las piezas sin tornillos ni pegamento. Crédito: Universidad de Kioto

Además, los restos metálicos en órbita representan riesgos significativos. La basura espacial, compuesta por más de 9,300 toneladas de objetos, incluye satélites inactivos y fragmentos de cohetes. Estos escombros pueden dañar naves tripuladas y estructuras como la EEI, o incluso causar accidentes al reingresar a la Tierra. En cambio, un satélite de madera como LignoSat, al desintegrarse en cenizas, minimizaría estas amenazas.

Futuro de los satélites biodegradables

El éxito de LignoSat podría abrir nuevas puertas en el diseño de satélites más sostenibles y respetuosos con el medio ambiente. Aunque este es solo el primer paso, los investigadores confían en que la madera podría integrarse en futuras misiones espaciales y ser utilizada incluso en estructuras más complejas.

Por ahora, este pequeño satélite de madera orbita silenciosamente, demostrando que la innovación y la sostenibilidad no son mutuamente excluyentes. Si los resultados son positivos, podríamos estar a las puertas de una revolución en cómo concebimos y construimos la tecnología espacial, haciendo del espacio un lugar menos contaminado y más amigable para la exploración futura.

Imagen: Vista interna de la estructura de LignoSat que muestra la relación entre los paneles de madera, los marcos de aluminio y los ejes de acero inoxidable. Crédito: Universidad de Kioto

Fuente: NASA