Hace casi un año, todos celebrábamos uno de los grandes éxitos de la historia de la Agencia Espacial Europea: el primer aterrizaje en un cometa. Fue un momento histórico que, aún hoy, muchos recordamos con cariño y no poca expectación. Si te gustó o, incluso, si no sabes nada sobre el tema, este vídeo elaborado por el Real Observatorio de Greenwich te va a encantar. Además, siempre es una buena manera de explicarle a tus hijos en qué consistió este gran hito de la exploración espacial de una forma amena y divertida.
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Para los que no dominéis el idioma anglosajón, esto es más o menos lo que nos narra el vídeo:
«La humanidad lleva varios siglos observando los cometas que iluminan nuestro cielo nocturno. Desde las civilizaciones antiguas y los primeros astrónomos hasta la generación actual de científicos espaciales e ingenieros, que han puesto en marcha una atrevida misión para mirar un cometa muy de cerca. La misión tiene el nombre de Rosetta y el equipo que esta detrás es la Agencia Espacial Europea.
El equipo Rosetta ha superado una buena cantidad de desafíos. Su primer lanzamiento tuvo que ser abortado, cuestión que les hizo perder la oportunidad de poder visitar el cometa 46P. Pero tenían un plan B: el cometa 67P Churyumov Gerasimenko. Tras diez años viajando por el espacio y jugando a alcanzar al cometa, Rosetta lanzó una pequeña sonda llamada Philae en noviembre de 2014 para que aterrizara sobre 67P. Sin embargo, los arpones y el cohete diseñados para anclar a la sonda en la superficie no se dispararon. La pequeña Philae, que allí pesa tanto como una pila AAA en la Tierra, rebotó, volvió a tomar tierra y volvió a rebotar…
El instrumental a bordo no sufrió daños, pero Philae aterrizó en una grieta demasiado oscura para poder recibir energía solar. Entonces, el equipo de control intentó descargar los datos recopilado por Philae antes de que se le agotara la batería. Consiguieron reunir más del 80% de la información que habían planeado capturar con Philae antes de que ésta entrara en hibernación. En junio de 2015 celebraron con alegría que Philae volviera a transmitir. A medida que 67P se acercaba al Sol, la energía que llegaba al cometa aumentaba y fue suficiente para traer a Philae a la vida de nuevo.
Con los datos recopilados por Rosetta y por Philae gracias a sus instrumentos de alta tecnología, los científicos están aprendiendo mucho sobre la composición química de la superficie del planeta y de su atmósfera. Han descubierto cuatro compuestos orgánicos diferentes que nunca antes habían sido vistos en un cometa.
Gracias al aterrizaje de Philae, descubrieron que hay partes de la superficie del cometa que son suaves como la nieve, mientras que otras son duras como la roca volcánica. En misiones futuras podríamos visitar cometas más distantes, de más allá de la órbita de Neptuno, en el Cinturón de Kuiper. O incluso más lejos, en la Nube de Oort, una enorme burbuja de miles de millones de trozos de hielo, el hogar de los cometas que viajan mayores distancias.
Si estudiamos varias de estas “cápsulas del tiempo de hielo”, los científicos creen que acabaremos entendiendo cómo empezó la vida en el joven planeta Tierra hace miles de millones de años».
Fuente: vimeo.com
Redacción QUO