Uno de los casos más comentados están siendo estos días las azafatas del stand de Gandía en Feria Internacional del Turismo (Fitur) que se acaba de inaugurar. Son dos chicas jóvenes con bikinis que dejan poco margen a la imaginación.
La estrategia, aparte de machista, es habitual. Quienes la emplean dan por supuesto que la belleza femenina atrae el interés de los visitantes, al menos el de los hombres –debe ser que no quieren hacer negocios con mujeres–. Ahora, ese supuesto ha quedado en entredicho después de la sencilla prueba que ha realizado Spencer Chen, el director de márketing y desarrollo de Frontback (una aplicación para móviles).
En la reciente feria tecnológica CES de Las Vegas, el directivo alquiló dos stands en zonas separadas del recinto. En uno, estuvieron un técnico comercial de la empresa que explicaba la aplicación y él mismo; ambos, a su vez, estaban acompañados de dos «promotoras» jóvenes y muy guapas, como era habitual en el recinto de Frontback en todas las ferias.
En un segundo stand, Chen pidió a una empresa de trabajo temporal que le enviara dos mujeres con perfil comercial para ayudar a otro técnico de ventas a explicar el producto. «El técnico me llamó espantado cuando las vio llegar», cuenta el directivo en el blog de tecnología TechCrunch. «Nos han enviado dos abuelas’, me dijo, y literalmente era así en el caso de una de ellas», añade.
El experimento «casero» no es muy científico pero los datos son incontestables: el stand con chicas jóvenes y guapas (cuyas únicas funciones eran mostrarse y atraer visitantes) cosechó un tercio de las visitas del stand con las comerciales profesionales y menos agraciadas. Eso condujo a que la oficina con las dos bellezas lograra cerrar menos de la mitad de negocios que aquella que estaba atendida por las dos «abuelas».
Un estudio reveló que los hombres pierden facultades ante mujeres atractivas
El experto en márketing no lo sabía, pero su sospecha de que las mujeres bellas intimidan a los hombres son similares a las conclusiones de una investigación sobre las dificultades de los hombres para relacionarse con mujeres atractivas que publicó en 2009 el Journal of Experimental Social Psychology. Sanne Nauts y un equipo de la Universidad Radboud de Nijmegen (Holanda) estudiaron, dicho de modo muy llano, por qué los hombres se comportan tórpemente muchas veces en presencia de ciertas féminas. Y detectaron que los chicos de su universidad sufrían una disminución de sus habilidades cognitivas en el momento inmediatamente posterior a una interacción con una compañera guapa.
Antes de las citas, se evaluó cuáles eran sus capacidades normales de procesar la información que recogen y se comparó con los resultados que ofrecían los mismos tests después de tenerlas delante (a veces, sin haber hablado siquiera). El resultado es que los hombres se volvían más torpes y lentos al procesar la información, cosa que a las mujeres no les pasaba al vérselas con hombres guapos. Los tests posteriores daban los mismos resultados para ellas.
Las conclusiones de fondo de la investigación fueron dos, fundamentalmente. Que, socialmente, son los hombres quienes se sienten más obligados a impresionar a las mujeres. Y, dos, que la intención de agradar obliga a los chicos a emplear parte de sus capacidades mentales en imaginar qué estará pensando la chica que está delante, y cuáles serán sus reacciones.
Redacción QUO