La publicación The New England Journal of Medicine, recoge el caso de una mujer de 66 años, residente en el estado de Massachusetts, a la que una tos muy violenta le causó la rotura de una costilla. La paciente acudió al hospital con una tos persistente y fiebre, síntomas que los médicos asociaron con la gripe. Pero, al cabo de unos días regresó, y los especialistas observaron que tenía un enorme moratón que se extendía por casi todo el costado derecho, y que sentía un gran dolor. Fue entonces cuando una radiografía reveló que se había roto la novena vértebra del lado derecho.
Finalmente, también se confirmó que la mujer no tenía gripe, y que se trataba de un caso de tos ferina, una enfermedad causada por la bacteria Bordetella pertussis. Se trata de una infección del sistema respiratorio que afecta, sobre todo, a lactantes y niños pequeños, pero que también pueden sufrir los adultos. Inicialmente, es fácil confundir sus síntomas con los de la gripe, pero al cabo del tiempo empieza a mostrar sus síntomas más característicos, entre ellos unos violentos y paroxísticos ataques de tos, y un extraño ruido que se produce al inspirar aire.
Los ataques de tos llegan a ser tan fuertes que, según los autores del informe, aproximadamente el 4% de los adultos que padecen tos ferina sufren roturas o fracturas en sus costillas. En la fase en la que la enfermedad se manifiesta con más virulencia, los ataques de tos se producen de forma repetida, a veces con intervalos de tan solo una hora, y se presentan de forma instantánea, o inducidos por acciones como bostezar o reir. Afortunadamente, en cuanto comienza el tratamiento, dichos ataques empiezan a ser más distanciados en el tiempo, hasta que desaparecen por completo.
Vicente Fernández López