Un minucioso trabajo de restauración ha devuelto el color original a los jeroglíficos e inscripciones del templo egipcio de Esna, dedicado al dios Khunm, el alfarero que creó a los hombres con el barro del Nilo
Al recobrar su color original, en el famoso techo astronómico del templo de Esna han descubierto los nombres de antiguas constelaciones egipcias, que antes eran completamente desconocidas.
El Templo de Esna se levantó en la orilla occidental del Nilo, a unos 55 km al sur de Luxor, hace 2000 años. Es famoso por su techo astronómico, decorado con constelaciones de estrellas, y especialmente por las inscripciones jeroglíficas que describen los ritos y ceremonias de un pueblo que adoraba a Khunm, el dios alfarero que dio forma a los humanos con el barro del Nilo.
Las inscripciones del templo de Esna se llevaron a cabo a lo largo de más de 200 años, hasta que los romanos llevaron sus propios dioses y templos como el de Esna se convirtieron en almacén de algodón para los aldeanos.
Así, a largo de los siglos, los jeroglíficos que contaban las hazañas de Khunm y describían estrellas y constelaciones, fueron cubiertos por hollín, polvo, excrementos de pájaro y nidos de avispa. Los cristales de sal se comieron los colores y todo se difuminó por los siglos de los siglos.
Esna ha recobrado su esplendor
Sin embargo, un equipo de conservación Germano-egipcio ha limpiado meticulosamente las capas de hollín, polvo y suciedad, y los colores brillantes de las inscripciones han vuelto a iluminar el templo.
Se han eliminado las capas que lo cubrían, y el templo resplandece como lo hizo hace unos 2.000 años. Además, en el área del techo astronómico, muchas inscripciones no se ejecutaron en relieve, solo se pintaron con tinta. Así que antes no se detectaban bajo el hollín y ahora han salido a la luz. Aquí han encontrado, por ejemplo, los nombres de las antiguas constelaciones egipcias, que antes eran completamente desconocidas.
El Templo imprescindible
El Templo de Esna se levantó en la época romana, durante el reinado del emperador Claudio, y su decoración se terminó durante la época del emperador Decio, entre 249-251 d. C. Se levantó como un templo dedicado al dios carnero Khnum.
Khnum, creador del huevo primordial del que brotó la luz del sol en el origen de los tiempos y dio vida al universo. Khnum, el alfarero de entre los dioses, modeló a los humanos con el lodo del Nilo, es el dios de la fertilidad y guardián de las aguas del inframundo y de las fuentes del Nilo.
Para crear a los hombres, Khnum utilizaba un torno de alfarero, hasta que decidió colocar partes de esa rueda creadora en cada una de las mujeres del mundo, para que desde entonces pudieran reproducirse sin su intervención. Hizo así a las mujeres creadoras de vida.
Esna está dedicado a ese dios creador de vida, y sus hazañas están narradas en las paredes del templo
Durante los siglos XIX y XX, el Templo de Esna se fundió con las casas de los aldeanos. Incluso fue utilizado como almacén de algodón. Y, con el paso de los siglos, las inscripciones que narraban esa fascinante mente de los egipcios, entregada a la magia, los dioses y el cosmos, fue sepultada por un pensamiento más práctico, el de los aldeanos romanos que adoraban otros dioses y cosechaban algodón. Los jeroglíficos de Esna se olvidaron enterrados en polvo hasta hoy.
El proyecto de conservación que los ha desenterrado, dirigido por el egiptólogo Christian Leitz, también descubrió nuevas inscripciones que revelan los nombres de las constelaciones del antiguo Egipto por primera vez.
Liberados de las gruesas capas de hollín y suciedad, Khnum y su corte vuelven a resplandecer en un cielo cuajado de estrellas.
El proyecto de restauración es una cooperación entre el Instituto de Estudios del Antiguo Cercano Oriente (IANES) de la Universidad de Tübingen y el Ministerio de Turismo y Antigüedades de Egipto. Cuenta con el apoyo de la Fundación Gerda Henkel, la Fundación Antiguo Egipto y el Banco Santander.