Se llama Tiarajudens eccentricus y tuvo el tamaño de un perro grande. Es una nueva especie fósil descubierta en Brasil y su paladar tiene una característica sorprendente: a pesar de ser herbívoro, posee un par de dientes de sable tan largos como un lapicero, además de estar cubierto con dientes que parecen reemplazarse de atrás hacia adelante. Un artículo publicado en la revista Science ofrece los detalles.
Sus autores, un equipo de investigadores de varias instituciones científicas brasileñas y sudáfricanas, liderados por Juan Carlos Cisneros, de la Universidade Federal do Piauí en Ininga (Brasil), creen que el Tiarajudens podría haber utilizado sus dientes de sable para ahuyentar a los depredadores y quizá para combatir con competidores, al igual que los ciervos almizcleros hacen en la actualidad.
En concreto, los investigadores hallaron un cráneo fósil que tiene una antigüedad de 260 millones de años. Además del dato curioso de su dentadura, el hallazgo del Tiarajudens eccentricus servirá para conocer más sobre los anomodontes, unos animales herbívoros que formaban parte de los terápsidos,los animales que dieron origen a los mamíferos modernos.
El equipo de Cisneros también considera que su descubrimiento constituye la evidencia más antigua de la oclusión dental terápsida. En ella, los dientes superiores e inferiores cuadran juntos para una mordida eficiente.
La oclusión dental puede haber ayudado a Tiarajudens y sus compañeros anomodontes a triturar las plantas con alto contenido de fibra. Gracias a esta facultad, estos animales pudieron expandirse hacia nuevos nichos ecológicos.
Redacción QUO
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