Tenían apenas unos centímetros de largo y estaban encerrados en una “jaula” de capas de cuarzo. Pero cuando estaban vivos su hogar era el hierro. Eso ocurrió mucho, mucho tiempo atrás. Tanto que la Tierra “apenas” había cumplido 700 millones de años, lo que los convierte en la evidencia más antigua de vida en nuestro planeta. Se trata de pequeños filamentos y tubos formados por bacterias hallados por expertos de las universidades inglesas de Leeds, el University College London, la canadiense de Ottawa, la Universidad Occidental de Australia ypor el Estudio Geológico de Noruega. Estos pioneros se encontraron en el Cinturón Supracortical de Nuvvuagittuq (NSB por sus siglas en inglés), una región en el norte de Canadá, donde también fue hallada casi una década atrás, la roca más antigua.

“Nuestro descubrimiento – explica en un comunicado, el líder del equipo, Matthew Dodd – refuerza la teoría de que la vida en nuestro planeta surgió de las fuentes hidrotermales de los fondos marinos poco después de que el planeta Tierra se formó. Esta rápida aparición de la vida en la Tierra se ajusta a otras pruebas de sedimentos moldeados por microorganismos 3.700 millones de años atrás”.

Antes de este descubrimiento, publicado en Nature, la evidencia más antigua era unos 300 millones de años más joven y se había hallado en Australia, pero no todos los expertos coincidieron en que se trataba de muestras biológicas.Por lo tanto la prioridad de Dodd y su equipo era confirmar esto.Para ello analizaron si la configuración de de los tubos y filamentos hechos de hematita (una forma de óxido de hierro) podría deberse a algún método no biológico, como cambios de temperatura y presión. Los resultados mostraron que era muy poco probable que algo así hubiera ocurrido.
Al mismo tiempo descubrieron que la estructura de la hematita tiene un tipo de ramificación característica que es producida por bacterias que oxidan el hierro y habitan en fuentes hidrotermales.
“Las estructuras están compuestas por los minerales que se espera que se formen a partir de la putrefacción – añade Dominic Papineau, co-autor del estudio – y han sido ampliamente documentadas a lo largo del registro geológico. El hecho de desenterrarlas de una de las formaciones rocosas más antiguas conocidas hasta la fecha, sugiere que hemos encontrado evidencia directa de una de las formas de vida más antiguas de la Tierra. Este descubrimiento nos ayuda a reconstruir la historia de nuestro planeta y ayudará a identificar rastros de vida en otras partes del universo”.
En este último punto también coincide Dodd: “Estos descubrimientos demuestran que la vida comenzó en nuestro planeta en un momento en el que tanto la Tierra como Marte tenían agua líquida en su superficie. Esto plantea emocionantes preguntas relacionados con la vida extraterrestre, por lo que esperamos encontrar evidencia de vida en Marte, unos 4.000 millones de años. Si esto no ocurriera puede que la Tierra haya sido una excepción”.

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Juan Scaliter