Uno de los últimos actos de la sonda Cassini de la NASA, antes de su “muerte” en la atmósfera de hidrógeno y helio de Saturno, fue recorrer la región entre el planeta y sus anillos y dejar que la gravedad actuara, arrastrándola hacia la superficie de Saturno.
Las mediciones precisas de la trayectoria final de Cassini, han permitido a los científicos realizar la primera estimación precisa de la cantidad de material en los anillos del planeta, pesándolos en función de su fuerza gravitacional.
Esa estimación, alrededor del 40% de la masa de Mimas (una de la lunas de Saturno), que es 2.000 veces más pequeña que la luna de la Tierra, permite deducir que los anillos son relativamente recientes: se habrían originado hace menos de 100 millones de años y quizás tan 10 millones de años.
Su corta edad finaliza una larga discusión entre los científicos planetarios. Algunos pensaban que los anillos se formaron junto con el planeta, hace 4.500 millones de años, a partir de restos de hielo que permanecieron en órbita después de la formación del sistema solar. Otros pensaban que los anillos eran muy jóvenes y que Saturno, en algún momento, capturó un objeto del cinturón de Kuiper o un cometa y lo redujo gradualmente a escombros en órbita.
La nueva estimación de masa se basa en cuánto se desvió la trayectoria de vuelo de Cassini por la gravedad de los anillos cuando la nave espacial voló entre estos y el planeta.
Afortunadamente, cuando Cassini se acercó al final de su vida útil, la NASA lo programó para realizar 22 viajes entre el planeta y los anillos para sondear el campo de gravedad de Saturno. Los radiotelescopios basados en la Tierra midieron la velocidad de la nave espacial a una fracción de milímetro por segundo.
«Estas mediciones solo fueron posibles porque Cassini voló tan cerca de la superficie en sus últimas horas – concluye Burkhard Militzer, líder del estudio en un comunicado –. Fue una forma clásica y espectacular de terminar la misión”.
El estudio ha sido publicado en Science.