De cuclillas dentro de la tumba. En esta posición han hallado un grupo de arqueólogos del Ministerio de Antigüedades de Egipto el esqueleto de una niña frente a la misteriosa pirámide de Meidum. Según las primeras estimaciones, la adolescente pudo morir a los 13 años de edad y los restos fueron enterrados en un cementerio ubicado junto a la pirámide. Lo que no está claro es la fecha del entierro. La pirámide de Meidum tiene unos 4.600 años de antigüedad, pero la tumba se encontró vacía, sin ningún objeto u otra reliquia que puedan llevarse a análisis, más que el cadáver de la pequeña.
El descubrimiento ocurre la misma semana en que los arqueólogos encontraron en el mismo cementerio dos cabezas de animales, probablemente de toros, enterradas junto a tres pequeñas vasijas de cerámica. Seguramente, se trata de alguna ofrenda funeraria. A estos hallazgos se suman los vestigios de lo que pudo ser el muro que rodeaba a este viejo cementerio.
Los arqueólogos tienen por delante una minuciosa labor de investigación por el misterio que envuelve este episodio. En primer lugar, el conjunto se construyó como una estructura escalonada mediante plataformas decrecientes a modo de gradas con el fin de conferir una forma piramidal. Pero se desconoce por qué pasó a convertirse en auténtica pirámide, con superficie lisa en lugar de peldaños.
Los arqueólogos creen que, al menos en parte, fue encargada para el faraón Snefru, también llamado Sneferu, (que reinó desde aproximadamente 2575 a 2551 aC), por su antecesor, el faraón Huni. Pudo ser que, en su empeño por apurar la técnica, Snefru modificase su propia pirámide, labor que continuó levantando otras muchas y que heredó su hijo y sucesor, Khufu, autor de la Gran Pirámide de Giza, la pirámide más alta jamás construida.