De hecho, su cuerpo era tan peludo como el de cualquier primate, sus extremidades tenían proporciones simiescas y su rostro mostraba todavía unas facetas claramente animales. Muchos autores piensan que carroñeaban, es decir, que no eran aún tan listos como para cazar con unas mínimas garantías de salir ilesos. Pero fueron lo suficientemente hábiles como para tallar unas piedras afiladas con las que espantaban y herían a los buitres y hienas que les disputaban los cadáveres, y que también les permitían descarnar a sus presas.
Redacción QUO
Innumerables estrellas habitan en otras galaxias, tan lejanas que observar incluso una sola de ellas…
Las personas con peor salud mental son más propensas a navegar por Internet con contenidos…
Retirar los antibióticos temporalmente podría restaurar su eficacia contra las bacterias resistentes
El Seat León abre sus puertas a la mecánica híbrida enchufable y lo hace con…
El análisis de casi 2.000 personas que viven en aldeas remotas de Honduras revela quién…
Un nuevo estudio en ratones muestra que machos y hembras tienen patrones de sueño profundamente…