Los entrenamientos de un astronauta pueden llegar a ser tan peligrosos como un auténtico viaje espacial. Y si no que se lo pregunten al primer hombre que pisó la Luna, Neil Armstrong, que estuvo a punto de morir en un accidente mientras practicaba el aterrizaje con el Lunar Landing Research Vehicle (LLRV), un vehículo experimental para replicar el comportamiento del modulo lunar en la Tierra.
En esta ocasión, lo suyo fue un “pequeño salto para el hombre” pero un “gran alivio para la humanidad”, ya que tuvo que saltar desde el LLRV a más de 60 metros de altura estilo Tom Cruise en Misión Imposible. De hecho, nada más escapar de la mole de hierro, estalló en llamas a sus espaldas.
Publicada en la sección #Quonectados Nº 204 de @QuoRevista
Redacción QUO
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