Si eres de esos a los que les gusta mantener su cerebro en forma, estás de enhorabuena. Unos investigadores han hallado la mejor forma para hacerlo: la lectura. Y no cualquier lectura.
Un equipo de científicos, psicólogos y académicos de la lengua de la Universidad de Liverpool han monitorizado la actividad cerebral de un grupo de voluntarios mientras se batían el cobre con la vetusta prosa de Shakespeare, William Wordsworth, T.S. Eliot y otros clásicos de la literatura.
No vale cualquier novela. El escáner demostró que los textos más desafiantes, por la dificultad para entender en la actualidad palabras antiguas, disparaban la actividad cerebral. Probaron a adaptar las obras a un lenguaje más moderno y no lograron el mismo efecto.
El estudio demuestra que la poesía cumple la misma función que los libros de autoayuda con mucha más efectividad. Además de cautivarte, los versos incrementan la actividad en el hemisferio derecho de tu cerebro, en el área que se encarga de la memoria autobiográfica. Eso te ayuda a reflexionar y reinterpretar tus propias experiencias a la luz de lo que has leído.
«La poesía no es solo una cuestión de estilo. Se trata también de profundas interpretaciones de la experiencia que añaden lo emocional y lo biográfico a lo cognitivo» afirma Philip Davis, profesor de filología inglesa y miembro del equipo de investigación.
Así que ya sabes, a desempolvar las obras completas de Cervantes y dejar de buscar excusas para no leer entero El Quijote. «La pluma es la lengua de alma: cuales fueren los conceptos que en ella se engendraren, tales serán sus escritos», pues eso.
Redacción QUO
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