La campaña va cogiendo su recta final y empezamos a preparar el cierre. Hoy está con nosotros Mario Torquemada, el fotógrafo del MAR, que todos los años nos hace a final de campaña un reportaje a efectos científicos, es decir, una colección de fotografías publicables en revistas especializadas. Soy particularmente escrupuloso con la cuestión fotográfica, como somos todos los arqueólogos de la vieja guardia. La arqueología preventiva profesional ha traído muchos beneficios a la arqueología y también algunos perjuicios. Uno de estos es la escasa importancia que se presta a la documentación gráfica. Al Museo me llegan muy frecuentemente memorias de excavación con fotografías penosas. A mayor abundamiento, la fotografía digital se ha extendido y ahora es fácil y barato adquirir buenas cámaras con suficiente resolución y ópticas, pero los años pasados han sido lamentables: fotografías realizadas en bajísima resolución, las catas sin limpiar, sin indicación de orientación ni escala… Lo dicho, penoso. En buena medida, la culpa es del sistema de formación arqueológica en nuestro país que, en mi opinión, está peor que nunca. Salen personas de las universidades sin ninguna experiencia práctica que acceden a permisos de excavación y así nos luce el pelo. Continuar leyendo »
Redacción QUO
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