El 25 de mayo de 1998 se inauguró la primera de las ocho unidades que forman el VLT (siglas en inglés de Telescopio Muy Grande), del Observatorio Austral Europeo. Para celebrar sus 15 años, ha dirigido sus ojos desde el desierto de Atacama (Chile) a la constelación Centauro, situada a 65.000 años luz, y nos ha regalado esta nítida imagen de una de las nebulosas que la forman. El lugar, conocido como IC2944, constituye un vibrante hervidero de gas y polvo en pleno proceso generador de estrellas. Las recién nacidas, deslumbrantes en la imagen, emiten tal cantidad de radiación que tornan rosáceo el gas de hidrógeno situado entre ellas y, al mismo tiempo, abrasan otros cúmulos de polvo (las manchas negruzcas), rasgándolos y erosionándolos de tal forma que nunca llegarán a convertirse en astros.
El VLT, que trabaja en el espectro de luz visible, ha generado esta dentro del programa Joyas Cósmicas, destinado a utilizar los tiempos de observación inservibles para los científicos para capturar imágenes de especial interés divulgativo.
Pilar Gil Villar
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