Todos teníamos claro que un kilo siempre era un kilo, o sea, mil gramos. Y eso es así, en la teoría. En la realidad el kilo está representado por un un cilindro de platino e iridio del tamaño de una pelota de golf, que se conserva en la Oficina Internacional de Pesos y Medidas de París , y que se utiliza como patrón, comparándolo cada cuarenta años con los otros prototipos que existen en el resto del mundo.
El problema es que ese prototipo internacional del kilogramo, conocido con el nombre de Le Grand K, ha perdido cerca de 50 microgramos en los últimos 100 años, por razones que aún se desconocen. Esto, unido a otros inconvenientes, convenció a los físicos de que era necesario realizar una nueva definición del kilo, que fuera aún más precisa.
Varios equipos de científicos han estado trabajando en redefinir esta unidad de masa a partir de las constantes de la naturaleza, basándose en la llamada constante de Planck. Los resultados de sus mediciones publicarán en julio de 2017 y, un año después, durante la la Conferencia General de Pesos y Medidas de 2018 se evaluarán los resultados de cada grupo. Finalmente, un complejo programa de ordenador analizará y cribará toda esa información para obtener un resultado final.
Y en ese momento sabremos por fin como es el nuevo kilo.
Vicente Fernández López
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