La Epidermodysplasia verruciforme (EV) es una enfermedad muy rara que solo afecta a una decena de personas en el mundo. Fue descripta por primera vez por Felix Lewandowsky y Wilhelm Lutz en 1922. Se trata de un desorden genético del sistema inmune que se manifiesta por un aumento en la susceptibilidad cutánea al virus del papiloma humano (HPV) y produce el desarrollo de escamas, con forma de ramas, sobre todo en manos y pies.
Cuando apenas tenía 10 años, Abul Bajandar, comenzó a experimentar los primeros síntomas. Durante más de tres lustros, ahora tiene 27 años, vivió con el EV en un pequeño pueblo de Bangladesh. La dolencia le impedía hacer tareas tan cotidianas como alimentarse, lavarse los dientes o sostener a su pequeña hija en brazos.
Pero el pasado febrero, el doctor Samanta Lal Sen, jefe de cirugía plástica del Dhaka Medical College Hospital, comenzó una serie de cirugías, 17 en total hasta la fecha, para devolverle la salud y la independencia a Bajandar. El proceso ha probado ser exitoso hasta la fecha y de acuerdo con Lal Sen solo quedan pequeñas intervenciones para “embellecer” manos y pies.
Este es al aspecto de Abul después de las primeras intervenciones. Crédito imagen: Getty
Cuatro años atrás, el rumano Ion Toader, también afectado por EV fue sometido a cirugía. Desde entonces ha tenido reapariciones, pero ya no tan drásticas. Su final no fue tan afortunado como el de Dede Koswara, un ciudadano indonesio al que lograron quitarle el 96% de las verrugas típicas de esta enfermedad. Pese a ello, Koswara murió a principios de 2016 por las complicaciones que provoca el EV.
Juan Scaliter
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