Desde que comenzó nuestra relación con los perros, unos 15.000 años atrás, las migraciones humanas también se pueden ver en sus genes. Ahora un grupo de investigadores, liderados por Heidi Parker, han analizado el genoma de 161 razas de perros modernas para construir un árbol evolutivo de todas ellas.Este mapa, el más grande hasta la fecha, revela nuevas evidencias de que los perros viajaron con los seres humanos a través del estrecho de Bering.
El estudio destaca cómo las diferentes razas evolucionaron o se criaron para cumplir ciertos roles. “Primero, hubo selección para un tipo, como pastores o perros de muestra, como los Pointer – explica Parker –, y luego se propició la mezcla para obtener ciertos rasgos físicos. Creo que descubrir que los diferentes tipos de perro son anteriores a las razas es algo que nos debería hacer pensar”.
Si bien las razas más populares en América son de ascendencia europea, el estudio, publicado en Cell Reports, señala que algunas provenientes de América Central y América del Sur – como el perro sin pelo de Perú y el Xoloitzcuintle, descienden probablemente del perro de una antigua subespecie canina que migró a través del estrecho de Bering con los antepasados de los nativos americanos. Así, este estudio señala la primera evidencia viva de esta antigua subespecie en razas modernas.
«Lo que observamos es que hay grupos de perros americanos que se separan algo de las razas europeas – añade Parker –. Hemos estado buscando alguna evidencia clara de aquel animal que migró a través del estrecho, perosi las razas modernas la tienen, está muy escondida en su genoma.Aún no está claro qué parte de su genoma es europea y cuçal de esta subespecie, por lo que habrá que profundizar en nuestro estudio”.
Comprender la historia genética de los perros también tiene aplicaciones prácticas. Nuestros “mejores amigos” son víctimas de muchas de las enfermedades que sufrimos nosotros, incluyendo epilepsia, diabetes, enfermedades renales y cáncer, pero la prevalencia de la enfermedad varía ampliamente y de manera predecible entre razas, mientras que es más difícil señalar las poblaciones humanas con riesgo . “Gracias a esta información – concluye Parker – podemos seguir la migración de los alelos de la enfermedad y predecir donde es probable que aparezcan a continuación, y eso es tan poderoso para nuestro campo porque un perro es un gran modelo para muchas enfermedades humanas. Cada vez que se descubre un gen de una enfermedad en perros resulta ser importante en los seres humanos”.
Juan Scaliter
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