Casi 50 años de esfuerzos de conservación no han impedido que los números de orangutanes en Borneo caigan en picado. Los últimos datos, publicados por un equipo de 38 instituciones internacionales, liderados por investigadores del Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva, sugieren que entre 1999 y 2015 el número total de orangutanes de Borneo se redujo en más de 100.000 animales.
Este resultado significa dos cosas. Primero, la buena noticia, había más orangutanes en Borneo que los estimados previamente. En segundo lugar, la parte mala, están desapareciendo incluso más rápido de lo que los investigadores habían previsto. Las tasas más dramáticas de disminución de las poblaciones de orangutanes se encontraron en las áreas deforestadas y en las áreas convertidas en tierras agrícolas.
Sorprendentemente, sin embargo, el número absoluto de orangutanes que se perdieron fue mayor en bosques selectivamente talados y primarios, donde viven la mayoría de los orangutanes. En estas áreas forestales, las presiones humanas, tales como la muerte por conflicto, la caza furtiva y la recolección de orangutanes bebé para el comercio de mascotas, probablemente hayan sido los principales impulsores del declive. El nuevo estudio representa la recopilación de datos más completa hasta la fecha.
La autora principal Maria Voigt, explica, en un comunicado, por qué las tasas actuales de disminución son mucho más altas de lo que se pensaba: “A medida que recogemos más datos sobre la densidad y presencia de los orangutanes, mejora nuestra capacidad de modelar su distribución y las tendencias poblacionales. También aprendimos que los orangutanes se distribuyen mucho más ampliamente y también se producen en áreas forestales más degradadas e incluso en algunas plantaciones».
Los orangutanes a menudo se han descrito como una especie altamente sensible que puede sobrevivir solo en las condiciones ecológicas más puras o prístinas. Sin embargo, cuanto más sabemos de ellos, más nos damos cuenta que son resistentes y pueden adaptarse a nuevos desafíos. Por ejemplo, los orangutanes caminan en el suelo con más frecuencia de lo que se pensaba anteriormente, y pueden alimentarse de plantas que no han sido parte de su dieta natural, como la acacia o la palma. Estos comportamientos pueden permitirles sobrevivir en paisajes fragmentados y parches de bosque mucho más pequeños de lo que previamente se creía posible.
«Lo único que no pueden hacer, sin embargo, es huir de las altas tasas de asesinatos que se ven actualmente – añade el coautor Serge Wich –. Los orangutanes son una especie de cría muy lenta, y los modelos utilizados en estudios previos indican que si solo uno de cada 100 orangutanes adultos se elimina de una población por año, esta población tiene una gran probabilidad de extinguirse».
El aspecto positivo del estudio, publicado en Current Biology, es que hay más orangutanes de los que se creía y algunas poblaciones parecen ser relativamente estables.
Juan Scaliter
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