Tras acabar medicina en su Cali natal, la colombiana Nubia Muñoz se dedicó a la investigación porque sufría demasiado cuando moría algún paciente. Y, desde el laboratorio, abordó pronto el estudio de una patología mortal, el cáncer de cérvix o cuello de útero, que afecta en un 80% a mujeres de países en desarrollo. Eso explica que la categoría del Premio Fronteras BBVA que se le ha concedido esta mañana sea la de Cooperación al Desarrollo.
Eso, y los avances obtenidos en su empeño, claro. Concretamente, identificar al virus del papiloma humano (VPH) como el causante de ese cáncer y verificarlo en estudios sobre el terreno. Y, a partir de sus conclusiones, contribuir de manera decisiva al desarrollo de “la primera vacuna orientada específicamente hacia a la prevención del cáncer”. Así lo especifica el acta del jurado, presidido por Pedro Alonso,director del Programa Mundial sobre Paludismo de la Organización Mundial de la Salud (OMS) en Ginebra (Suiza). En él se ha destacado también que Nubia Muñoz “es un ejemplo de mujer investigadora que, además, ha trabajado sobre enfermedades que afectan a las mujeres, especialmente en países en vías de desarrollo”.
La patóloga y epidemióloga realizó estudios en el Instituto Nacional de Cáncer y la Universidad Johns Hopkins, ambos en EE UU, pero en 1970 se trasladó a la Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer, con sede en Lyon (Francia). Allí ha desarrollado toda su carrera, en estrecha colaboración con Xavier Bosch, del Instituto Catalán de Oncología, que actualmente preside.
Ambos realizaron estudios en pacientes de 30 países durante 25 años. A partir de ellos establecieron cuáles son las variantes del VPH que provocan el cáncer de útero. Muñoz ha declarado a la Fundación BBVA esta mañana: “Hay cerca de cien tipos de papiloma humano, y poco más de veinte tienen relación con el cáncer. Determinar eso era fundamental para que las compañías farmacéuticas pudieran desarrollar una vacuna”.
Esa vacuna se administra a niñas desde 2006 y la científica sigue participando hoy muy activamente en su promoción. Se estima que gracias a ellas es posible prevenir hasta el 90% de los casos de cáncer de cuello de útero y también otros cánceres en que está implicado el VPH, como el 80% de casos de cáncer de ano, el 60% de cáncer vaginal; el 40% de cáncer de vulva y algunos casos de cáncer de boca y garganta. Ya establecida en 84 países, sobre todo desarrollados, el siguiente reto consiste en ampliar sus beneficios a “los países en vías de desarrollo, que es donde más se necesita».
Pilar Gil Villar
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