Investigadores de la Fundación Seve Ballesteros del CNIO (Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas) han desarrollado un modelo de ratón extremadamente versátil que mejora la investigación del cáncer y acelerará las pruebas preclínicas de nuevas terapias. Los resultados se describen en un artículo publicado en Nature Communications.
“Una alta prioridad actual en la investigación del cáncer – explican los autores en un comunicado – es validar funcionalmente las alteraciones genéticas relevantes para la progresión del cáncer y la respuesta al tratamiento. Para ello, es esencial desarrollar modelos flexibles que puedan acelerar la identificación de los genes involucrados en el control”.
Para lograr esto los investigadores, dirigidos por Massimo Squatrito, combinaron dos tecnologías (la herramienta de edición genética CRISPR y el sistema de administración de genes RCAS/TVA), para generar un modelo de ratón que ofrece la posibilidad de imitar la complejidad genética del cáncer.
En particular, el equipo de Squatrito, estudió una fusión génica que codifica una familia de quinasas llamada NTRK y una mutación común del gen BRAF, ambas identificadas no solo en el glioma sino también en otros tipos de tumores. “Lo que hemos demostrado con este nuevo modelo es que ahora tenemos la capacidad de generar alteraciones genéticas complejas específicas y estudiar cómo contribuyen a la patogénesis de los gliomas”, explica Squatrito.
Además, los investigadores utilizaron estos modelos para estudiar diferentes enfoques terapéuticos utilizados en la actualidad para analizar los mecanismos de resistencia que podrían conducir a la recurrencia del tumor. Basándose en los resultados, los autores sugieren posibles tratamientos alternativos que podrían usarse para superar la resistencia adquirida a los inhibidores de TRK y BRAF.
“Podemos recrear de manera eficiente una variedad de alteraciones genéticas, incluidas translocaciones de genes y mutaciones puntuales, y podemos pasar rápidamente del modelo de ratón a los estudios traslacionales – concluye Squatrito –. Aquí hemos demostrado que este enfoque es factible y creemos que un modelo con esta flexibilidad acelerará en gran medida las pruebas preclínicas de nuevas terapias”.
Juan Scaliter
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