Para algunos animales, como escarabajos, hormigas, sapos y primates, el aislamiento social a corto plazo puede ser tan ventajoso como la interacción social para el desarrollo y la evolución a largo plazo. En un estudio publicado en Trends in Ecology & Evolution, dos biólogos evolutivos describen enfoquesque demuestran cómo el aislamiento de un animal puede afectar la selección y la evolución natural. Este marco puede ayudar a diseñar estrategias de cría, reintroducción y conservación más efectivas.
La investigación sobre la evolución generalmente se centra en la importancia de las interacciones sociales, incluida la vinculación entre padres e hijos, la competencia por los recursos y los rituales de cortejo y apareamiento. Pero Nathan Bailey y Allen Moore, se dieron cuenta de que el aislamiento debe ser una condición extrema digna de igual atención.
«El entorno en el que vive un animal – explica Bailey – puede influir en los genes que expresa, cuándo y en qué grado, de modo que las condiciones de aislamiento social pueden causar la expresión de diferentes rasgos. Esto a su vez podría afectar las respuestas a la selección natural en términos de supervivencia y reproducción, lo que tiene consecuencias evolutivas. Para algunas especies, incluso podría significar que el aislamiento social temporal es favorable”.
El sapo de caña (Rhinella marina), una especie que ha invadido Australia, por ejemplo, se aventura por sí solo a ocupar un nuevo territorio, pero el aislamiento que esto provoca impulsa una atracción inusualmente fuerte hacia los miembros del sexo opuesto cuando el animal regresa a un ambiente social. Esto aumenta la probabilidad tanto de comunicación como de apareamiento exitoso, ambos necesarios para la supervivencia a medida que los sapos se expanden en nuevas regiones. Esto significa que el aislamiento social en sí mismo proporciona las condiciones para que la selección natural favorezca nuevas adaptaciones.
Del mismo modo, cuando una hormiga europea Temnothorax unifasciatus ingiere veneno, se separa de su colonia hasta la muerte. Esto elimina el contacto con sus compañeras, protegiéndolas de la infección, asegurando la supervivencia de sus familiares y, en general, disminuyendo algunos de los costes asociados con la vida social, como la propagación de enfermedades.
«Los rasgos expresados durante las interacciones sociales pueden existir porque han sido moldeados por la selección, pero al mismo tiempo, las interacciones sociales en sí mismas representan un tipo de entorno que puede seleccionar y dar forma a la forma en que se comportan los individuos – concluye Bailey – . Algo similar podría ocurrir con el aislamiento”.
Juan Scaliter
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