La fibra óptica permite enviar pulsos de luz a grandes distancias y a altas velocidades. Su grosor (menos que un cabello humano), más su casi nula pérdida de señal y su inmunidad a la interferencias electromagnéticas, la hacen ideal para la transmisión de datos. La transmisión de luz varía según cuatro parámetros: intensidad, fase, polarización y longitud de onda. Estos parámetros se alteran cuando la fibra se estira o la temperatura cambia, lo que permite que la fibra actúe como un sensor al detectar grietas en estructuras o temperaturas anormales. Pero hasta ahora no había sido posible determinar qué sucedía alrededor de la fibra sin que la luz escapara de ella, lo que alteraba su traslado.
Los investigadores de EPFL ahora han ideado un nuevo método que permite a las fibras ópticas identificar si están en contacto con un líquido o un sólido. Esto se logra simplemente generando una onda de sonido con la ayuda de un haz de luz dentro de la fibra.
Ahora, un equipo de expertos, liderados por Luc Thévenaz, han ideado un nuevo método que permite a las fibras ópticas identificar si están en contacto con un líquido o un sólido. Esto se logra simplemente generando una onda de sonido con la ayuda de un haz de luz dentro de la fibra. Los resultados han sido publicados en Nature Communications.
El método desarrollado por el equipo de Thévenaz usa una onda de hiper-frecuencia que regularmente rebota en las paredes de la fibra. Este eco varía en diferentes lugares dependiendo del material con el que la onda entra en contacto. Los ecos dejan una huella en la luz que se puede leer cuando el haz sale de la fibra, lo que permite mapear el entorno de la misma. Esta impresión es tan débil que apenas perturba la luz que se propaga dentro de la fibra. El método podría usarse para detectar lo que sucede alrededor de una fibra.
“Nuestra técnica permitirá detectar las fugas de agua, así como la densidad y la salinidad de los fluidos que entran en contacto con la fibra – explica Thévenaz en un comunicado –. Existen muchas aplicaciones potenciales. Por el momento, podemos localizar disturbios dentro de unos diez metros, pero tenemos los medios técnicos para aumentar nuestra precisión a un metro”.
Juan Scaliter
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