Desde el 15 de diciembre podrás pasear entre trajes de astronauta, instrumentos de control e incluso un auténtico transbordador espacial. Más de 300 artefactos originales y fieles réplicas para que vueles más allá de la atmósfera. Todos ellos se desplegarán en la exposición, que tendrá lugar en la Casa de Campo de Madrid, pero ya puedes disfrutar de un aperitivo con estas imágenes.
La reproducción a tamaño natural de la cabina de tripulación de la nave Mercury da una idea de las estrecheces que rodearon las primeras aventuras espaciales. Este programa, lanzado en 1958 como respuesta al Sputnik soviético, sirvió para acumular experiencia sobre este tipo de misiones e ir adaptando su diseño. La misma sala muestra copias de Gemini y Apollo.
El sencillo mecanismo del , invadirá una de las salas del pabellón XII de la Casa de Campo. En realidad, la cápsula solo necesitaba dos para amerizar sin peligro en el océano, pero se incluía un tercero para contrarrestar emergencias.
Una réplica a escala 1/10 del cohete Saturn V rinde tributo a la aportación intelectual de Europa a los inicios de la NASA . El alemán Werner von Braun dirigió el desarrollo de los propulsores Saturn, utilizados en el programa Apollo.
El sueño de despegar hacia el infinito se vuelve casi real al contemplar desde dentro la réplica de la parte frontal del transbordador espacial Atlantis. Todo el módulo está reproducido a tamaño real en los dos pisos del original. La parte inferior corresponde a la zona de trabajo, y la superior –en la imagen– a la cabina de mando, a la que se puede acceder por una escalera. En el entorno de esta espectacular pieza se exponen actividades sobre la vida cotidiana de los astronautas, dirigidas a aproximar al público a las dificultades del día a día en el espacio.
Y despídete de ello para la vuelta. En las misiones con recogida de muestras incluida, los astronautas debían compensar el peso de estas deshaciéndose de objetos que no necesitarían de regreso a casa. Muchos guantes y botas han pasado a engrosar el inventario de la basura espacial. Por eso, la exposición ofrece sus réplicas.
L as últimas tres misiones Apollo a la Luna se permitieron el lujo de llevar coche. El llamado Lunar Rover, propulsado por baterías, podía transportar a uno o dos astronautas, que ampliaban así sus horizontes de exploración.