El meteorito que cambió las cosas. El descubrimiento de un meteorito de 25 centímetros de ancho en el gran cráter sudafricano de Morokweng desafía la idea, hasta ahora aceptada, de que los grandes cuerpos, al golpear con tanta energía en la Tierra, se funden o vaporizan justo después del impacto. Este no se fundió por completo, y su composición es distinta de la de cualquier otro meteorito conocido.
Tiranosaurio rex marino. El primer esqueleto completo de Pliosaurio, uno de los depredadores marinos más grandes y fascinantes de la historia, ha situado en el mapa paleontológico internacional el archipiélago de Svalbard, que se encuentra a medio camino entre la tierra firme de Noruega (país al que pertenece) y el Polo Norte. Los restos del animal, comparable en muchos aspectos con el mítico Tyrannosaurus rex, tienen 150 millones de años y se encuentran en muy buen estado de conservación. Además del esqueleto completo –de unos diez metros de largo–, se hallaron también los huesos de otros 28 ejemplares.
Palabras flotantes. Ya es posible escribir en el agua. Por ahora, solo letras sueltas, pero con el desarrollo de la tecnología creada por los laboratorios Akishima podríamos leer El Quijote en una piscina mientras tomamos el sol. El dispositivo se llama AMOEBA (Advance Multiple Organizal Experimental Basis) y consiste en 50 generadores de olas colocados en un tanque cilíndrico de un metro y medio de profundidad. Cada letra tarda 15 segundos en formarse en la superficie del tanque, y de momento están vendiendo el invento a los parques temáticos.
Megatsunami del holoceno. El Grupo de Trabajo sobre Impactos del Holoceno ha elaborado una teoría que sostiene que los impactos catastróficos en la Tierra podrían producirse cada pocos miles de años, y no cada medio millón, como asegura la mayoría de los astrónomos. Su prueba más concluyente es el descubrimiento de un cráter de impacto de 30 kilómetros de diámetro en medio del océano Índico, a unos 3.800 metros de profundidad y con no más de 5.000 años de antigüedad. Este cráter podría explicar por qué en Madagascar encontramos sedimentos marinos a varios kilómetros de la costa, ya que un impacto de esas características provocaría un tsunami trece veces mayor que el de 2004.
El carnívoro jefe. Si ya nos asustaba bastante el Tiranosaurio de Parque Jurásico, mejor no pensar en las mandíbulas que debía gastar el Mapusurus roseae, una nueva especie de dinosaurio carnívoro descubierta en Neuquén, Argentina. Hasta ahora se han encontrado restos fósiles de siete ejemplares que tienen una antigüedad de unos 90 millones de años, y su estudio revela que medían unos 12 metros de largo, pesaban seis toneladas aproximadamente y se desplazaban en manadas, ya que tenían una sorprendente conducta gregaria.
El volcán camuflado. Lo que se consideraba una “estructura volcánica con distintas cimas” frente a la costa siciliana ha resultado ser un volcán submarino de 400 m de altura con una base de tamaño similar al de la ciudad de Washington. Empédocles, que es el nombre que se le ha dado en honor del filósofo griego, ha sido descubierto por Giovanni Lanzafame mientras realizaba una investigación en la histórica Ferdinandea, una isla hoy sumergida que también forma parte del gran volcán.
A vista de cóndor. A las ya conocidas Líneas de Nasca se han unido recientemente otras figuras que habían permanecido ocultas por la arena. Las fuertes ráfagas de viento registradas en la región peruana de Ica han dejado a la vista un majestuoso cóndor, una lechuza escoltada por un guerrero y un felino que representa al dios Kon, lo que confirma que el pueblo paraca realizó impresionantes geoglifos en la costa sur de Perú mucho antes que los nasquenses.
Ciudad siria de 5.000 años. Arqueólogos españoles han descubierto en Siria, a unos 150 kilómetros de la frontera con Irán y en la ribera izquierda del río Éufrates, una de las ciudades más antiguas de la historia. Según estos expertos del CSIC, se trata de un hallazgo de gran trascendencia científica que permitirá obtener más datos sobre los orígenes de la civilización y la escritura, ya que en esta región se han encontrado los vestigios mas antiguos de textos escritos. Los restos de la ciudad aparecieron cuando seguían el rastro a unos cuencos de cerámica del periodo de la cultura Uruk.
Siete pirámides chinas. La erosión que ha producido el agua en la provincia china de Jilin dejó a la vista una gran construcción funeraria que al parecer forma parte de un conjunto de siete pirámides en total, que cuentan con tres milenios de antigüedad. Las construcciones han permanecido enterradas durante siglos y están muy deterioradas, por lo que no resulta fácil determinar ni su altura, ni su aspecto originales. La más grande y mejor conservada alberga un ataúd en el que descansan los restos de un antiguo líder chino.
Británicos made in Spain. Quién les iba a decir a los ingleses que cada verano arrasan las costas españolas que su visita veraniega es en realidad un viaje ancestral, un regreso a su hogar original. Bryan Sykes, profesor de Genética de la Universidad de Oxford, llegó a esta conclusión tras estudiar durante más de cinco años el ADN de 10.000 voluntarios británicos e irlandeses: “Los celtas son descendientes de pescadores españoles”; en concreto, de una tribu de pescadores ibéricos que cruzó el golfo de Vizcaya hace unos 6.000 años.
La semilla del progreso. La planta doméstica más antigua del mundo podría ser una higuera cuyo fósil ha aparecido entre los restos arqueológicos de una vivienda en la localidad de Gigal, situada en el valle del río Jordán. La higuera presenta una mutación imposible sin la ayuda humana, y ha sido presentada por los investigadores israelíes como la evidencia más antigua de una planta doméstica, la prueba de que el hombre ha cultivado árboles y plantas desde hace al menos 11.400 años.
Enigmas antiguos, software moderno. ¿Cómo pudieron construirse las pirámides de Keops, Kefrén y Micerinos sin instrumentos de hierro, ruedas ni poleas? Desde tiempos de Herótodo son muchos los científicos que han tratado de encontrar una respuesta lógica a este gran enigma, y en pleno siglo XXI siguen surgiendo nuevas teorías. La última la ha elaborado el arquitecto francés Jean-Pierre Houdin con la ayuda de un complejo software de simulación tridimensional. La base de sus conclusiones es que los egipcios subieron los enormes bloques por una rampa interna que formaba un túnel que tenía forma de espiral.
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