El fotógrafo ruso Ralph Mirebs se las ha arreglado para entrar en uno de los hangares soviéticos abandonados en Baikonur. Lo que ha capturado es, sin ninguna duda, las imágenes más tristes de la exploración espacial.
Ubicado en el cosmódromo de Baikonur, en medio de la estepa kazaja, el gran hangar fue construido con el fin de albergar el enorme cohete lunar N1, diseñado por la Unión Soviética para poner un hombre en la superficie de la Luna durante la carrera espacial en la década de los 60. Ahora, se ha convertido en un auténtico cementerio, que alberga dos prototipos del transbordador Burán en avanzado estado de descomposición.
El programa Burán comenzó en 1976 en el Instituto Central de Aerohidrodinámica en respuesta al programa del transbordador espacial estadounidense. Los políticos de la Unión Soviética estaban totalmente convencidos de que el transbordador les otorgaría un arma efectiva para luchar contra los norteamericanos, ya que pensaban que podía desestabilizar la balanza de poder que se había establecido en la Guerra Fría. Por ello, desembolsaron en él una gran cantidad de dinero, tanto que se convirtió en el proyecto más caro de la exploración espacial soviética. Se alargó hasta 1993 y se las ingeniaron para completar un solo vuelo orbital automatizado antes de que fuera suspendido oficialmente en 1993 por Boris Yeltsin. El erario ruso gastó en el proyecto alrededor de 20.000 millones de rublos (325 millones de euros). Hoy en día esos rublos se han convertido en tristes escombros.
Fuentes:
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